jueves, 8 de abril de 2010

catología, es catología


En mayo de 2006 el vendedor de autos Rodolfo Contreras, de 33 años, llegó a su casa de Luján con su esposa y su hija de un año a las dos de la mañana. "Enseguida me di cuenta de que habían entrado porque la puerta de entrada estaba rota. La casa estaba revuelta por completo, pero en el cuarto de la bebé vimos lo más cruel del saqueo: los ladrones no sólo habían defecado en la cuna de la nena sino que también la habían meado", rememora. A modo de papel higiénico habían usado un dinosaurio de peluche de la beba. Igual, en esa casa, los delincuentes se tomaron más trabajo aún: uno de ellos agarró -se cree- su propia bosta y escribió con sus manos en la pared blanca una palabra que se puede poner sin faltas ortográficas aún por los malhechores más iletrados: "puto", decía.

Al parecer, el ritual de defecar en las casas asaltadas está documentado en la literatura alemana desde el siglo XVII, según comprobó el reputado profesor de historia medieval Albert B. Friedman. Y según Walter Burkert, “probablemente menos conocido hoy es un curioso ritual del siglo XIX. En Alemania y Austria, y quizás en toda Europa, los ladrones creían que estarían a salvo de la persecución y la captura si dejaban sus heces en la escena del crimen, y así lo hacían". Es lo que él llama “huida mágica”…

16 comentarios:

Alberich dijo...

Interesantísimo post, de rabiosa actualidad por las repercusiones que hechos de parecida factura se producen en el escenario político.
La contradictio in terminis que conlleva la cuestión es que en los casos que nos ocupa, las cagadas han llevado a los delincuentes ante los tribunales y los que están en un aprieto biológico son sus mentores políticos...
Saludos.

Helter dijo...

La mierda hay que ventilarla, Alberich, cosa que sabe muy bien Leo Bassi y que debería saber también el Papa de Roma, porque si no se ventila te acaba petando en los morros.

Me acabo de acordar de un ser maravilloso virtualmente llamado Elena cuyo ritual cuando viajaba era cagar en la ciudad de destino. En el water, se entiende. Que hasta que no lo hacía no se sentía en el lugar.

Anónimo dijo...

fascinada me he quedado.

http://www.dailymotion.com/video/x5y4c3_la-fabuleuse-histoire-des-excrement_tech

Hasta el vídeo me he tragado [aunque no sé si este es el verbo más adecuado]

ludovico dijo...

A mí me contaron un caso (real) de cagada post latrocinium, en el chalet de un amigo. Le defecaron en la cocina y le robaron la tele y una botella de Chivas. Los amigos nos aburrimos mucho los días siguientes al robo...

Spanique dijo...

Como lea este post el guionista del CSI nos hacen una capítulo.

Le mando un privado mañana, que al final no nos vimos... Pero supongo que ya le darían noticias mías...

¡Mardita sea!!!

Badil dijo...

Pues como yo pille a alguno preparando la huida cósmica en los enderredores del kiosco lo que sucederá es una catatombe, pero primero la va a catologíar bien catologiá

Helter dijo...

Geniales las imágenes térmicas de pedos, Lady...

Lo de la botella de Chivas, vale... Lo de defecar en la cocina, bueno... Pero robar la tele, eso sí que no tiene perdón de Dios, Ludovico. ¿Ha leído "Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien?"

Spanique, me dijeron, hablando en plan Gila, que "alguien" había detenido a "alguien" y que eso era un trabajo para... ¡superspanique! (léase sípegspanique).

Me pregunto, Badil, si hay adn en las heces de cada cual. Pa mí que si no hay sangre (puajs) que no, pero por lo menos sabes lo que ha cenao el interfesto.

Badil dijo...

Debría haber escamas de reptiliano ano.
(¿Esto es un kaiku?)

Helter dijo...

Anda, es verdad, las famosas células epiteliales del ceseí. Y si para comprobar el adn le pasan a la persona un bastoncillo por el interior de la boca, para comprobar las células anoepiteliales, ¿por dónde lo pasan?

Badil dijo...

Pol ojo

Spanique dijo...

No, el malo se comía las uñas y se encontraron una uña no digerida, lo que permitió su arresto.

Harry Sonfór dijo...

Sin ánimo de ofender, Helter, creo que ha publicado usted una entrada de mierda.
A mí me gustaba mucho una noticia de un suceso de hace unos diez años. Un señor banquero famoso que iba en un avión, se puso borrachete, pidió más bebida y, como le dijeron que no le servían más alcochol el tipo se enfadó, defecó sobre la bandeja de la comida (posiblemente como queja al servicio aéreo) y luego extendió todo aquello por las paredes del avión. Imaginen qué viaje. ¿Ya lo han imaginado? Vale.

Helter dijo...

Y lo que me he dejado en el tintero, Harry, que a punto estuve de buscar algún tubito de Saló de Passolini o de la estelar actuación de Michel Piccoli en La grande bouffe. O de Leolo, aquel niño que le compraba excrementos a su hermana para presentárselos a su madre como prueba de que defecaba perfectamente.

No recordaba eso del banquero, pero casi que mejor.

ludovico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ludovico dijo...

Jolín Jelter, qué polemista, esta entrada es de la prensa caqui. Cuánto más escatológica es la entrada más público, como moscas a la mi... vamos tós y tóas.

Helter dijo...

Así semos, Ludovico.