miércoles, 30 de abril de 2008

family guy

No se pierdan el trailer de la última película de Mel Gibson:


www.Tu.tv

lunes, 28 de abril de 2008

asociación de personas muertas


Lal Bihari (1961 – 1976 – 1994) era un feliz granjero de Uttar Pradesh. En 1976 se le ocurrió solicitar un crédito bancario, que le fue amablemente denegado por estar oficialmente muerto. Un tío suyo había conseguido declararle como tal sobornando a varios funcionarios para poder apropiarse de sus tierras.

Lal supo de la existencia de al menos 100 personas que se encontraban en su misma situación, vivitas y coleando pero oficialmente muertos. Fundó la asociación Mritak Sangh, la Asociación de Personas Muertas. Él y los demás miembros de dicha asociación, además de no existir oficialmente, corrían el peligro de ser asesinados por aquellos que les habían arrebatado sus propiedades (si robar a un ladrón tiene cien años de perdón, matar a un muerto debe tener doscientos). Al parecer se trata de una práctica bastante extendida en la India, cuyo objetivo es hacer innecesario el asesinato obteniendo a cambio todas sus ventajas.

Comenzó entonces la batalla para demostrar que estaba vivo. La correosa burocracia india no se lo puso fácil. Bihari, para llamar la atención sobre su caso, organizó su propio funeral, solicitó personalmente una pensión para su viuda, intentó ser detenido y procesado, e incluso llegó a presentarse a las elecciones presidenciales de la India en 1989 (que perdió frente a Rajiv Ghandi, que entonces estaba oficialmente vivo). Llegó incluso a cambiarse el apellido añadiéndole la palabra Mritak (muerto), y firmaba sus cartas como el difunto Sr. Bihari.

En 1994, por fin, consiguió resucitar. La Asociación de Personas Muertas cuenta actualmente con más de 20.000 miembros. Supongo que no pagan ninguna cuota, ya se sabe, cliente muerto no paga. Me pregunto si el estado indio le ha cobrado a Bihari todos los impuestos que se ha ahorrado durante todos estos años. Igual, si lo hacen, decide suicidarse.

sábado, 26 de abril de 2008

iñi piñi

Brujos del Congo achican guarifaifa a hombres despistados

Trece hechiceros ya están imputados como responsables del extraño imbunche sexual

Los hombres del Congo andan haciendo "patos yáñez" casi todo el rato, y no porque quieran garabatear a alguien, sino para protejer su miembro viril. Luego de una investigación de la policía congoleña, 13 chamanes fueron imputados por el cargo de hacer desaparecer o encoger los penes de una decena de 27 hombres. Según las víctimas, el insólito robo de virilidad se llevó a cabo en buses y trenes del Congo. Un hechicero se sentaba al lado de su víctima, y mediante una macumba y una pasadita de mano a la altura genital, el pene se le achurrascaba y quedaba bueno para nada. La terrible brujería quedó al descubierto debido a los múltiples llamados a las radios de las propias víctimas y sus tristes esposas que ahora no tienen cómo pasar las frías noches congoleñas. "Parece una broma, pero las víctimas realmente dicen que sus penes se encogieron, así que les aconsejo que vayan a sus casas y lo prueben en acción", dijo Jean Dieudonne Olegko, jefe de la policía congoleña y que investiga este raro caso de chamanismo. Un vendedor de tarjetas telefónicas que labura cerca de la estación de policía, confirmó que los congoleños quedan "iñi piñi". "Es verdad. Ayer vi a una de las víctimas y confirmé que la 'cosa" le quedó chiquitita", dijo Alain Kalala con asombro.
Nota: si se preguntan qué es exactamente un "pato yáñez", no dejen de visitar esta página

viernes, 25 de abril de 2008

sexo de quita y pon

La fuente del ángel del Pla de Palau fue inaugurada en el 1856. Allí iban las mujeres a lavar, a hablar y a contemplar la figura del ángel y sus atributos masculinos. Era el lavadero más concurrido de Barcelona, lo que beneficiaba por tanto al mercado más cercano, el del Born, en detrimento del de la Boqueria. Los payeses de la Boqueria solicitaron al ayuntamiento reiteradamente, sin éxito, que les colocara una fuente con otro ángel mejor dotado aún para atraer a la parroquia femenina.

Se suponía que el ángel, “el geni català”, era un homenaje al comercio, a la industria, a la navegación y a la ciencia, pero en realidad era el protagonista de sueños, chistes, chascarrillos y comparaciones odiosas. Y su vida no ha sido fácil. A cada tumulto, a cada revolución, a cada trinchera o manifestación, si se escapaba una hostia o una piedra iba a parar sin remedio a uno de los dos puntos más prominentes de su figura, uno de los cuales es la nariz.

Además el obispo de Barcelona, con la iglesia hemos topado, escandalizado por la tortícolis galopante que afectaba a cada vez más mujeres de la ciudad, ordenó capar a martillazos al pobre ángel mártir y cubrirle la entrepierna con una túnica taparrabos. A principios del siglo XX decidieron operarle y devolverle su sexo, aunque se lo hicieron de silicona, que con el tiempo fue volviéndose de color marrón de forma que, destacado sobre el blanco del mármol, parecía un durex high-sensitive modelo Kunta Kinte.
Y en la última restauración, a saber por qué, han decidido dejarle otra vez sin sexo al pobre. Sin embargo, han descubierto un enigmático mecanismo de cables y tubos que va desde su cabeza hasta un cubículo, la función del cual se desconoce. A mí se me ocurren varias posibilidades que haré llegar oportunamente al Sr. Hereu por si le interesan, aunque todas ellas pasan por restaurar la orgullosa virilidad del ángel alado.

jueves, 24 de abril de 2008

págame lo que me debes, Pepe


Por la noche tenía los pies destrozados.

En una paradita de Dianética, una mujer blanca recibía un masaje en la espalda de un hombre negro. Me pareció una imagen preciosa, pero antes de plasmarla les pedí permiso. Mal hecho. Insistieron en venderme un libro, y después de negarme posaron para mí pero con cara de foto. Me pregunto en qué tarjeta deben almacenarse las fotografías que no se han podido hacer.

En el palacio de la Virreina había un montaje de pizarras para que la gente escribiera lo que quisiera. Al pasar por delante, oí cómo un argentino le decía a los que iban con él: “la mujer española, cuando se casa ya no tiene más amigos”. De repente se para al ver que una chica acababa de borrar una pizarra. Hecho una furia fue hacia ella. “¿Por qué la borras? ¡Si es para vosotras!”. La pizarra decía “Hoy una rosa, mañana dos puñaladas”. Él volvió a escribirla con tanta rabia que las letras le quedaron desdibujadas.

Junto a las pizarras estaba el escenario de Com.Ràdio y los papeles para firmar por la calle del Capitán Trueno. Firmé. Albert Espinosa firmaba libros con cara de niño feliz.

Pepe Rubianes ha anunciado que tiene cáncer de pulmón y está en boca de todos. Lo siento por él, pero no lo siento más de lo que lo sentiría por un vecino, por un amigo o por un familiar. Ha hecho lo que ha querido, ha dicho lo que le ha dado la gana, ha conseguido vivir haciendo lo que le gusta. He leído frases dedicadas a él por esas criaturitas mediáticas que se dicen amigas suyas, todas ridículas excepto una, la que le dedicó (monsenyor) Carles Flavià. “Págame lo que me debes, Pepe”. Con dos cojones. Si Pepe sabe lo que le conviene, mantendrá a su lado a Carles en todo momento. No está al alcance de cualquiera recibir la bendición de un cura arrepentido que fue manager de la Orquestra Plateria y del Gato Pérez, que empezó oficiando bautizos y entierros para acabar colgando los hábitos, que se casó con la exmujer de Pepe, Lucy, que criticaba a Pepe porque “eso que tú haces lo puedo hacer hasta yo” y lo ha demostrado en el escenario.

Me habría gustado escribir esto ayer, seguro que he olvidado cosas dignas de ser escritas, pero me quedé dormida delante del ordenador. Tengo los pies destrozados, pero ha valido la pena. Tengo todo un año por delante para recuperarme.

miércoles, 23 de abril de 2008

jackalope


El jackalope es un híbrido de liebre y antílope. Dice la leyenda que es un animal con habilidades y poderes extraños, capaz de hablar, y muy astuto. Solamente se le puede ver durante las tormentas, y la única forma de capturarlo es dejar por la noche un tazón de whisky porque se lo bebe, se emborracha y se queda tirao.

El origen de este bichito legendario es el papilomavirus de Shope, una enfermedad que afecta a los conejos y liebres y que consiste en una producción desmesurada de keratina, que se acumula en forma de cuernos y excrecencias en la cabeza del animalico. Un ajco.

lunes, 21 de abril de 2008

los sonidos del éxito


La empresa Thriving Office comercializa un CD con ruidos de oficina, pensado para los que trabajan solos en su casa. El CD tiene dos pistas de 39 minutos cada una: Busy (ocupado) y Very Busy (ocupadísimo). Incluye voces, teléfonos, ruido de ordenadores, pasos apresurados...


Dicen que otorga credibilidad, autoconfianza, que favorece la concentración y aumenta la productividad. Cuesta unos módicos 13 dólares, y si no queda satisfecho, le devolverán el dinero, aunque presumen de que hasta hoy nadie ha devuelto ninguno. Igual la gente le ha encontrado otros usos, como ponerlo de fondo para llamar a alguien y decirle “estoy en la oficina, no me esperes despiert@ que estamos hasta los topes de curro”. Y si al otro lado del auricular oyen palabras en inglés, aún parecerán más profesionales.

sábado, 19 de abril de 2008

tin man


El hombre de hojalata miró el plato del suelo. Pocas monedas, cada día menos. Mientras mantenía la postura, recordó cómo se había hecho el disfraz: un bidón, un rollo de espuma de Servicio Estación, maquillaje plateado y rojo, papel de aluminio y un espray de pintura plateada para neveras. Como en un anuncio de alguna telefónica, la ciudad se movía deprisa con sus gentes, sus coches, sus semáforos pasando del verde al ámbar, del ámbar al rojo, del rojo al ámbar y otra vez al verde. El universo entero estaba en movimiento menos él.

Intentó recordar por qué escogió al hombre de hojalata, y no a un vaquero o a un senador romano, por ejemplo. Desde que ella se lo rompiera, sentía que necesitaba desesperadamente un corazón. Mientras esto pensaba, un grupito de adolescentes se arremolinó ante él, mirándole. “Ahora viene cuando me llueven las monedas”, pensó. Pero lo que hicieron esos entecillos altamente hormonados y trufados de acné fue reírse de él. En un impulso incontrolable, zarandeó su hacha de un lado a otro, y las risas se hicieron aún más agudas.

Como si fuera otro quien ocupaba el disfraz de hombre de hojalata, saltó de su pedestal y con destreza rebanó la cabeza de un adolescente con su hacha (¿he dicho que el hacha era de verdad, y no un simple palo envuelto en papel albal?). Antes de que nadie pudiera reaccionar, le abrió la caja torácica con el hacha y le extrajo el corazón. Echó a correr calle abajo con el corazón aún palpitante en sus manos. A sus espaldas, los adoquines de la calle se iban volviendo amarillos como en aquél vídeo de Michael Jackson.

viernes, 18 de abril de 2008

curros rwaros

En el libro Odd Jobs (Trabajos raros), la fotógrafa Nancy Rica Schiff recopila hasta 65 empleos curiosos. Entre los más extraños destacan el de una mujer de más de 50 años, afincada en Cincinnati, cuya función es evaluar olores (desde pies y axilas humanos hasta excrementos de animales).

Hablando de narices, la célebre nariz de Thomas Jefferson del Monte Rushmore sufre graves fisuras por la acción de la lluvia y el hielo: un escalador profesional contratado por el Gobierno es el encargado de restaurar los daños. Más sorprendente aún es ser Directora de un colegio para chicos que quieren ser chicas, como la del Colegio Vera de Nueva York.

Entre otros trabajos extraños retratados en el libro podemos encontrar los de catadora de comida para perros, pulidor de monedas, inseminador artificial, doctor de muñecas, medidor de pechos de modelos, operador de marcador, modelo de pies o diseñadora de vestidos para Barbie. Aunque siempre hay algún olvido sonado en estos casos, como es el de probador de termómetros rectales...

jueves, 17 de abril de 2008

zener


La baraja Zener fue creada hacia 1920 por el parapsicólogo J. B. Rhine sobre una idea del Dr. Karl Zener con el fin de estudiar la percepción extrasensorial. Consta de 25 cartas: 5 círculos, 5 cuadrados, 5 estrellas, 5 cruces y 5 líneas onduladas. Sus símbolos fueron escogidos por ser figuras simples pero distintas, desambiguas, de fácil medición estadística.

En los primeros experimentos, una persona sostenía una carta escogida al azar en alto con el dorso de cara al sujeto del experimento, y éste tenía que acertar de qué carta se trataba. A partir del cálculo de referencia de que al azar pueden acertarse 5 cartas de cada 25, esto es, un 20%, cuantos más aciertos obtenía una persona por encima de éstos, más probabilidades de que fuera clarividente. Algunas personas obtenían puntuaciones bastante altas, hasta que el avispado Rhine se dio cuenta de que era posible ver los símbolos a través de las cartas, impresas sobre un papel demasiado fino.
Desde 1964, el mago James Randi ofrece una recompensa a quien demuestre poseer un poder sobrenatural, por ejemplo la clarividencia. Durante un programa de televisión, sometió a un parapsicólogo a una prueba con 250 cartas Zener. Según la regla del 20%, debía acertar al menos 82 cartas. Su resultado final fue de 50 aciertos. En la actualidad, la James Randi Education Foundation ofrece un millón de dólares a quien supere una prueba controlada sobre su presunta cualidad sobrenatural. De momento, nadie lo ha logrado.

lunes, 14 de abril de 2008

bola de acero, al agujero


Al flipper no se juega sólo con las manos, sino también con el pubis. En el flipper el problema no consiste en detener la bola antes de que sea engullida por el agujero, ni en volver a lanzarla hacia el centro del campo con la furia de un defensa, sino en obligarla a entretenerse arriba, donde las dianas luminosas son más abundantes, rebotando de unas a otras, vagando desconcertada y demente, pero por propia voluntad. Y eso se obtiene no imponiendo golpes a la bola, sino transmitiendo vibraciones a la caja, y dulcemente, que el flipper no se dé cuenta y no salte la tilt. Se puede hacer sólo con el pubis, o más bien, con un movimiento de caderas, de modo que el pubis, más que golpear, frote, manteniéndose siempre más acá del orgasmo. Y si las caderas se mueven como se debería, más que el pubis son los glúteos los que dan el golpe hacia adelante pero con gracia, de manera que cuando el impulso llega al pubis ya está amortiguado, como en la homeopatía, donde cuanto más se diluye la solución, y ya la sustancia casi se ha disuelto en el agua que se ha ido añadiendo poco a poco, hasta desaparecer casi por completo, más potente es el efecto terapéutico. Así es como una corriente infinitesimal pasa del pubis a la caja, y el flipper obedece sin neurosis, la bola corre contra natura, contra la inercia, contra la gravedad, contra las leyes de la dinámica, contra la astucia del constructor que la pensó fugaz, y se embriaga de vis movendi, permanece en el juego por tiempos memorables e inmemoriales. Pero es necesario que sea un pubis femenino, que no interponga cuerpos cavernosos entre el ilio y la máquina, y que en medio no haya materia eréctil sino sólo piel, nervios, huesos, enfundados en un par de tejanos, y un furor erótico sublimado, una frigidez maliciosa, una desinteresada capacidad de adaptación a la sensibilidad de la pareja, un placer en encender su deseo sin padecer el exceso del propio: la amazona debe enloquecer al flipper y gozar de antemano de que después lo abandonará.

Umberto Eco






jumbo


El elefante Jumbo (1860-1885) nació en Abisinia, y su nombre significa "hola" en swahili. Llegado al Zoológico de Londres a cambio de un rinoceronte, se hizo tan famoso que todos los niños querían montarse en su grupa, incluido Theodore Roosevelt.

El director de circo Phineas Taylor Barnum lo compró por 10.000 dólares y le embarcó en el Assyrian Monarch hacia Nueva York. Sus admiradores, deshechos en llanto, le despidieron regalándole cestas de frutas, dulces y champán para el viaje.

El 15 de septiembre de 1885, en la estación de St. Thomas, Ontario, un pequeño elefante llamado Tom Thumb estaba a punto de ser atropellado por la locomotora de un tren de mercancías. Jumbo corrió a las vías a salvar a su amigo y en el último segundo le empujó fuera de los raíles. La locomotora y dos vagones descarrilaron. Tom se salvó, pero Jumbo... antes de morir, abrazó a su cuidador con la trompa. El maquinista también murió, pero no consta si abrazó a alguien antes o no.

Barnum hizo diseccionar al elefante y donó su esqueleto al American Museum of Natural History de Nueva York. En la fiesta de entrega del esqueleto se sirvió gelatina que, según Barnum, había sido preparada con los colmillos de Jumbo triturados. Después compró a una elefanta llamada Alice y organizó un espectáculo itinerante conjuntamente con Jumbo disecado en el que se la exhibía como la "novia de luto".

En 1975 los restos de Jumbo fueron consumidos por un incendio. Se conserva un fragmento de su cola en los archivos del Tufts College y sus cenizas están guardadas en un tarro de mantequilla de cacahuete Peter Pan Crunchy de catorce onzas en el despacho de su director deportivo.
De modo que si algún día un niño repelente le pide que le dibuje un elefante, no me sea pardillo: dibújele un tarro de Peter Pan y dígale que el elefante está dentro. Después prepárele una rebanada de pan con mantequilla de cacahuete y oblíguele a comérsela.

sábado, 12 de abril de 2008

la pescamorfosis


Cuando Liborio Salsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró dentro de su bañera convertido en un monstruoso pez. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza vio un vientre plano, grisáceo, dividido por una cinturita de avispa. Apoyándose en sus débiles paticas se llegó al espejo del armario. El cristal le devolvió un rostro feo de cohones con expresión de muy mala hostia, y además estaba empezando a asfixiarse.

"¿Qué me ha ocurrido?", pensó.

No era un sueño.

En esas entró su hermana y le vio. Cogió el mocho que estaba detrás de la puerta del baño y la emprendió a mochazos con el pescao gritando "¡Chúpate esta, bisho! ¡Y esta!". Al día siguiente, en el restaurante de la familia Salsa el plato del día era la bullabesa al estilo del chef.

viernes, 11 de abril de 2008

café raro

El café raro, vulgarmente conocido como cacafé, vale unos 648 dólares por kilo y unos 100 dólares por tacita de bar. ¿Qué tiene de especial para ser tan caro? Muy fácil: lo selecciona personalmente (¿felinamente?) el gato de Algalia, algo así como un sexador natural de granos de café. Este gatito gourmet indonesio ingiere granos de la variedad Kopi Luwak, y después, lógicamente, los defeca. Y ahí es donde entra el hombre, que los recoge, los limpia, los tuesta, los vende y se forra.

Cómo se están poniendo los precios. Nunca la mierda fue tan cara.

miércoles, 9 de abril de 2008

agüela sabia


Estaba un día la abuela de Vito Corleone sentadica tomando el sol tan a gusto cuando se le acercó su nieto, que se casaba al día siguiente. Vito, que adoraba a su abuela, le pidió su bendición y algún consejo para el éxito de su futura vida matrimonial. La abuela, sabia en hierbas, caldos, vinos, aceites y cataplasmas, le dijo:

Sil vigore va bene,
avanti con il pene.
Sil vigore mengua,
avanti con la lengua.
Ma sil vigore é nulo,
vaffan’culo.

Dicho lo cual, se echó un trago de la bota de vino que arropaba amorosamente en su regazo y se quedó dormida plácidamente.

martes, 8 de abril de 2008

the soothsayer


Faltaban tan solo algunos días para el cumpleaños de Cedric, y Omar, de vacaciones en Jerusalén, recorrió sus callejuelas en busca de algún regalo digno de su amigo. Sus ojos se detuvieron en la Ouija del escaparate de una tienda de antigüedades. El siguiente recuerdo de Omar es que deambulaba por Jerusalén con un paquete cuidadosamente envuelto en su mochila.

Envueltos en la creación del que tenía que ser su próximo disco, charlar con la tabla se convirtió para ellos en una adicción similar a la droga. La llamaban The Soothsayer, la que habla y calma. La tabla empezó a revelarles historias, nombres, lugares, e incluso llegó a decirles que se oponía totalmente a la realización de su nuevo disco. Puesto que el proyecto seguía adelante, la tabla pasó de las súplicas a las exigencias y amenazas. Durante la grabación el batería abandonó el grupo, el estudio se les inundó dos veces, se les arruinó todo el equipo, Cedric se destrozó un pie, y el ingeniero de sonido abandonó el proyecto debido a problemas mentales y dejando tras de sí un montón de pistas inservibles. Un día la cubierta de la Oiuija se despegó mostrando un mensaje escrito en arameo antiguo que nadie ha podido traducir.

Dicen que hay muchas maneras de cerrar una conexión espiritual: vestir de blanco durante un año entero, rodearse de sal, encerrar el objeto en una caja y pedirle a alguien que la abra para transferir su propiedad y la maldición que comporta, romper el objeto en siete pedazos y rociarlo con agua bendita... o enterrarlo. Omar la envolvió en un paño, buscó un sitio apropiado y la enterró. Cedric le pidió que nunca le revelara dónde a nadie.

Aun así, la maldición parecía no tener fin. Omar se despertaba de madrugada por un extraño impulso para descubrir en pleno apagón que éste solo afectaba a su apartamento, o para ver que los archivos de los temas que había compuesto a media noche se habían evaporado. Llegó incluso a volver allí donde la había enterrado para asegurarse de que nadie la hubiera liberado.

The Bedlam in Goliath se convirtió para The Mars Volta en “el disco que no quería nacer”, y los nombres de sus temas les fueron inspirados o dictados directamente por la Ouija: Aberinkula, Metatron, Ilyena, Wax Simulacra, Goliath, Tourniquet Man, Cavalettas, Agadez, Askepios, Ouroboros, Soothsayer y Conjugal Burns.
Se supone que sigue enterrada... o no.

domingo, 6 de abril de 2008

alsatian

Pa desintoxicar.

mantis


Mantis, la discípula, entró en el templo con el corazón encongido. Avanzó entre las sombras con la cabeza baja, junto a la fila de columnas de las que no se veía el final, hasta llegar a los pies del trono de la Sibila de las Letras, su maestra. De un saquito que llevaba colgado al cuello sacó una pizca de una antigua mixtura de hierbas y la lanzó sobre el fuego eterno que ardía al pie de las escaleras. Un fogonazo la deslumbró por un instante y la Sibila apareció ante su trono, terrible y bella, joven y vieja al mismo tiempo.

- Habla, pequeña Mantis -dijo la Sibila.
- Maestra, una duda me corroe. A veces escribo cosas que, al releerlas, me parecen de un cursi total.
- ¿Y?
- Pues eso, que es como si no reflejaran exactamente lo que yo pretendía.
- Ponme un ejemplo.
- Vale. Supongamos que escribo "Las flores al amanecer, perladas de rocío, salpicaban de añil el prado a pinceladas, como una tela impresionista". ¿No sería eso, sabia Sibila, de un cursi que te cagas?
- Juega con las palabras, querida. Traduce lo intraducible. Supón que en lugar de flores pones heridas, en lugar de amanecer, campo de batalla, por perladas de rocío, ensangrentadas, por verde, rojo, y en lugar de tela impresionista, infierno pagano.
- Mmmm... "Las heridas en el campo de batalla, ensangrentadas, salpicaban de rojo el prado a pinceladas, como un infierno pagano". Sí, más heavy sí que queda, sí, pero... si tanto traduzco, nada quedará de aquello que yo pretendía expresar al principio.
- Pequeña Mantis, dime, ¿tú para quién escribes?
- Pues... para mí.
- Ya, y un cuerno. Mira, reina, me has pillado viendo Titanic y ardo en deseos de saber cómo acaba. Si eso me mandas un e-mail y quedamos un día de estos.
- Pero Sibila, yo...
- Y no te olvides de dejar el donativo voluntario en la bandeja de la entrada.

Dicho esto, y tras un fogonazo aún más deslumbrante que el primero, la Sibila desapareció. La pequeña Mantis, abatida, se dirigió hacia la salida. Cuando ya tenía un pie fuera del templo, se oyó un trueno. Mantis miró hacia arriba y dijo "Vale, vale, ya la pongo". Se sacó una moneda de oro del canalillo y la depositó en la bandeja. Mientras, en la lejanía, se oía vagamente una canción de Céline Dion.

jueves, 3 de abril de 2008

monstruo


Desde que le viera allí, oteando el horizonte desde la proa de su nave, no podía pensar en otra cosa que en él. Tan bello, tan orgulloso, tan... humano. Se quedó embobada mirándole mientras el barco se alejaba y no se le ocurrió otra cosa que seguirle. Después de todo, ¿qué dejaba atrás? A una madre que nunca la comprendió, a unas compañeras, que no amigas, que simulaban compadecerse de ella pero que a sus espaldas se reían. Cuando se iban de fiesta a las playas y los puertos a seducir marineros con sus cantos, sus acuáticas cabelleras, sus labios de coral rojo y sus hermosos pechos, ella se acurrucaba entre las rocas para que nadie pudiera verla. No había espacio para ella ni en el mar ni en la tierra. Media casta, mestiza, monstruo eran palabras que de pequeña tuvo que acostumbrarse a escuchar. Al crecer ya nadie se atrevía a pronunciarlas abiertamente, pero sabía que las seguían pensando.

Estuvo siguiendo el barco día y noche durante semanas y llegó a conocer las costumbres de aquél que la había embrujado. Cada noche al aparecer la luna, él salía a cubierta a pasear. Unos pasos y se detenía, más pasos, y miraba el cielo. Unos pasos más allá miraba el reflejo de la luna en el agua, se pasaba la lengua por los labios y se complacía en su sabor salado. El mismo sabor salado que ella sentía en los suyos. Lloraba de impotencia y de incertidumbre, y sus lágrimas hacían subir el nivel del mar sin que nadie se apercibiera de ello. Después de todo, ¿qué eran unas gotas más de agua salada en el océano?

Una noche, por fin, reunió las fuerzas necesarias. Esperó a que él saliera de su camarote, cuando la única luz en la noche eran la luna, las estrellas y la débil claridad de los faroles del barco. Esperó a que llegara a proa y entonces saltó ágilmente por la popa. Despacito se le fue acercando. El agua que chorreaba de su piel empapaba la cubierta. Cuando estaba a tan solo a un par de metros él notó su presencia, se dio la vuelta y la vio.

Ella bien sabía que era imposible que él sonriera, que corriera a abrazarla presa de una inesperada pasión. Al menos al principio. Sin embargo, tenía algo que ofrecer que sus hermanas no tenían. No esperaba ver en su rostro esa expresión gélida primero, horrorizada después, ni esperaba su desgarrado grito de terror. Ella intentó imitar los cantos de sus compañeras, esos armónicos sonidos de efecto hipnótico que rendían a los humanos y les hacían caer de rodillas como a un enamorado suplicante. Pero todo lo que salió de su boca fue un repulsivo gorgoteo acuoso.

Cuando él hizo ademán de coger su cuchillo para atacarla ella vio que todo estaba perdido. Le contempló aún un segundo más consciente de que sería la última vez y se lanzó de nuevo al mar.

Nadó, nadó y nadó hasta llegar al mar profundo donde ninguna sirena ni ningún humano había llegado antes. Sacó su cabeza de pez del agua y miró. No había gaviotas ni barcos ni islas. Una nada azul, inmensa, rota solo por los cantos de las ballenas.

Se sumergió tan profundamente como pudo resistir y después volvió a subir a toda velocidad hasta saltar fuera del agua. Echó un último y rápido vistazo al mundo aéreo antes de volver a sumergirse como una flecha y herirse las piernas contra las rocas del fondo. Algunas nubecillas de sangre negra la envolvieron, y rápidamente aparecieron los tiburones. El dolor de sus dentelladas le pareció hasta dulce comparado con el que le había causado ver que aquél a quien adoraba sentía repulsión por ella. Su último pensamiento fue que le quería.

¿por qué la terraza de Yolanda?


Yolanda cada año celebra una fiesta de cumpleaños en su casa. La primera vez que fui no conocía a nadie. En estos casos, me va muy bien fumar porque me mantiene las manos ocupadas, a veces alguien me pide fuego o un cigarrillo, y ahí ya se rompe el hielo. Pero resulta que en casa de Yolanda no se puede fumar, porque es cantante y alérgica al humo. Así que nada, ajo y agua. Antes del café, vi cómo Mónica cogía paquete y mechero y se escabullía hasta la terraza. Yo cogí los míos y me fui detrás de ella.

La terraza de Yolanda de noche es como una pecera oscura y fresca. Algunas plantas, ropa tendida, y por única luz la que se filtra tamizada desde el comedor. Con la intimidad a la que invitaba el ambiente, Mónica y yo empezamos a hablar. Mónica tiene unos ojos preciosos, azules, de largas pestañas. Iba para cantante, como su padre, pero nunca le ha gustado subir al escenario. Estudió psicología y ahora ayuda a la gente, que es lo que le gusta de verdad. Al rato, la puerta deslizante de la terraza se abrió. Era Pep, el compañero de Yolanda, paquete y mechero en ristre. Pep es un buen guitarrista. Cuando se cansó de ir dando tumbos de un grupo a otro, empezó a acompañar a Yolanda en estándares de jazz y de blues, se enamoró de su voz y de ella y ahora la acompaña también en la cama, aunque con otro instrumento. Se siente un poco frustrado porque para sobrevivir tiene que dar clases a niñatos en lugar de tocar en el escenario con una big band y Yolanda enfundada en un traje de noche negro.

Fueron pasando los minutos y la pecera cada vez estaba más llena de pececitos de colores, todos distintos, cada uno con su voz y con su historia. Al cabo de una hora ya casi no cabíamos en la terraza. Yolanda se había quedado sola en el comedor con cara de pocos amigos, y mientras reíamos con nuestra risa de pez feliz durante la típica ronda de chistes, ella se desgañitaba. No podíamos oírla, pero no era muy difícil leer en sus labios: “¡Eh! ¡Que es mi cumpleaños! ¡Entrad de una vez, o no saco la tarta!”.

miércoles, 2 de abril de 2008

jules


En el gimnasio del general Francisco Amorós en París, allá por el 1808, se trabajaba con halteras, mazas, tiro de cuerda y flexiones de rodillas. Entre los saltos contaba ya con el salto con pértiga. Utilizaba como aparatos barras de madera horizontales, a veces emparejadas en forma de paralelas, en las que había que trepar, subirse y pasar a pulso, así como voltearse o realizar equilibrios. Introdujo también el salto del potro de madera originario de la Edad Media.

Desde que su alumno Henri Maîtrejean, director del circo Napoleón, inventara el trapecio, se entrenaban juntos en el gimnasio soldados y trapecistas. Pero en el fondo el general despreciaba a aquellas criaturas de circo. Un día otro alumno suyo le presentó a su hijo, a quien entrenaba, un niño larguirucho y algo desgarbado llamado Jules que, en cuanto subía al trapecio, se convertía en un ser elástico y ligero que podía volar.
Poco a poco fue ganándose a Amorós hasta que, después de una magnífica actuación en un parque, éste le dijo que algún día entraría en la historia por la puerta grande y sería famoso en todo el mundo. El general no pudo ver el debut de Jules en el Alhambra Theater, ni cómo inventaba el trapecio volante y otros aparatos, ni cómo viajaba por todo el mundo entre aplausos y piropos. Y sí, Jules pasó a la historia, pero no por sus saltos, sus fintas ni sus acrobacias, sino por su forma de vestirse para actuar. El apellido de Jules era Léotard.

He'd fly through the air with the greatest of ease,
That daring young man on the flying trapeze.
His movements were graceful, all girls he could please
And my love he purloined away.