domingo, 17 de octubre de 2010

longplayer



¿Qué empezó la medianoche del 1 de enero de 2000 y durará hasta el 31 de diciembre de 2999? Pues una canción que suena en un antiguo faro de Londres. Una canción sosita, todo hay que decirlo, interpretada con un instrumento musical tibetano llamado ring gong, que algunos traducen al castellano como tazón cantador. El padre del proyecto LongPlayer es Jem Finer, y entre algunos de sus padrinos se encuentra Brian Eno. No sé cuánto habrá costado el proyecto y supongo que debe tener su aquel visitar el faro y escuchar las vibraciones un día de lluvia, pero la pregunta que se me ocurre ahora mismo es: ¿era necesario? Ya puestos, me parecen más ingeniosos el órgano marino de Zadar, aunque la musiquilla resulta algo molesta, o el Ringing singing tree de Burnley, digno de la banda sonora de una película de terror.

9 comentarios:

Vicicle dijo...

Al final tendremos música ambiental hasta en el ataúd o la vasija de las últimas cenizas. ¿Por qué no dejan el maravilloso canto del mar en el faro y nos vamos con la música a otra parte? Un blog muy curioso. Felicidades.

Helter dijo...

Gracias, Vicicle, me alegro de que le guste. Tiene un carajillo pagado en el bar de la esquina, solo tiene que decir que va de mi parte y ya está :)

Harry Sonfór dijo...

Yo lo que no entiendo es por qué han puesto esa musiqueta de puchero en el faro, cuando podían haber elegido ésta, que es la buena. Imagine, varios años sonando este tema sin parar, cómo se pondría el farero:

http://www.youtube.com/watch?v=zQQ5sEOhbjQ

Helter dijo...

En cuanto haya recuperado la capacidad de audición lo escucharé, y ya le cuento.

Helter dijo...

Es pegadiza la melodía, sí, y me suena un montón. ¿No es el tema principal de Encuentros en la tercera fase?

Anónimo dijo...

la cuestión es parecer más artista que los demás, las ganas de ser inmortal ayudan

Spanique dijo...

AL menos 2 o 3, si, pelis malas de fareros que se vuelven tarumbas, o peor de las que el faro está maldito y la historia se repite, todo el que sube enloquece, si, lo que digo 2 o 3 por lo menos. El cómo se llaman eso ya es otro cantar (o silbar, al gusto)

Helter dijo...

Las ganas de ser inmortal y también las subvenciones, Koldo.

Sí, Spanique, supongo que es el síndrome del aislamiento, lo mismo que volvía tarumba al prota de El resplandor. Supongo que ahora, con Intenné y el Feisbuc y todo eso, ya no se sienten tan aislados. De todas formas los de este faro londinense no tienen excusa, que está en pleno puerto y de aislado ná de ná.

Helter dijo...
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