miércoles, 12 de enero de 2011

ave félix


Durante muchos años se creyó que el ave félix (Felis dodotis) no se trataba más que de una leyenda o, en el mejor de los casos, una especie extinguida como tantas otras a lo largo de la historia de nuestro planeta.

Decía Darwin en su obra magna: “El ave félix es, a primera vista, un ser algo patoso, no muy agraciado ni excesivamente dotado para el vuelo, el nado ni los cien metros vallas. Sin embargo, presenta ciertas características que lo hacen realmente especial. Gusta de acurrucarse en lugares tranquilos y soleados emitiendo un sonido parecido al ronroneo felino, y las uñas de sus patas son retráctiles como las del gato. Alcanza un estado de letargo tal que se diría de él que está muerto, pero en cuanto se ha tostado al sol lo suficiente y le suenan las tripas, despierta (de ahí la leyenda sobre su renacer de las cenizas) y se lanza a la caza de un pequeño roedor que me he tomado la libertad de bautizar como Malditus roedoris”.

Incluso después de que Charles Darwin describiera al ave félix en su Origen de las especies, reputados estudiosos de la biología y la zoología dieron en catalogarla como “una alucinación etílica más de ese barbudo zarrapastroso” (Jean-Louis-Rodolphe Agassiz et al., Nomenclator Zoologicus).

2 comentarios:

Alberich dijo...

¿Se han dado ustedes cuenta de que desde que los aparatos de TV son cada vez más planos, más equilibrios deben hacer las 'ave félix' para poder disfrutar sus suntuosas siestas encima, al calorcillo que emite el nefasto aparato mientras la Belén Esteban se despacha a gusto con los Janeiro?

Helter dijo...

Así se entiende que sea una especie en vías de extinción. El ave félix digo, no la Belén Esteban.