Timothy Dexter (1747-1806) consiguió su primera fortuna vendiendo carbón en Newcastle. Después invirtió los beneficios de aquél negocio en la compra de una partida de calentadores de cama, con la que en un arranque de inspiración, partió hacia el Caribe. Lo sorprendente es que consiguió venderlos todos en muy poco tiempo, pues los nativos encontraron los calentadores muy útiles como sartenes para freír pescado y ñame.
Con la gran fortuna amasada en tan peculiar negocio, adquirió una mansión colonial en Newburyport, Massachusetts. Decoró el exterior de la mansión con cuarenta estatuas de madera que representaban en tamaño natural grandes personajes de todas las épocas, como George Washington, Nelson, Luis XIV y Adán y Eva… incluyéndose él mismo con la inscripción "Soy el primero en el Este, soy el primero en el Oeste, y el mayor filósofo del mundo occidental".
A esta extraña casa fue a vivir con su esposa, de quien decía que estaba muerta. Si alguien le hacía notar que parecía gozar de muy buena salud para estar difunta, él contestaba: “Ah, esa borracha es su fantasma”. En la minicorte de Dexter había un astrólogo, un gigante retrasado mental en calidad de bufón, un ama de llaves de la que decía que en realidad era una princesa africana, y un poeta oficial cuya anterior profesión era la de pescadero.
En 1802 escribió una autobiografía filosófica titulada En adobo para los entendidos, en la cual declaraba ser la persona idónea para convertirse en emperador de los Estados Unidos. El libro contiene 8.847 palabras y 33.864 letras repartidas en una sola oración, sin ningún signo de puntuación ni ortográfico y con las mayúsculas y minúsculas colocadas a boleo. La primera edición la repartió gratis, pero se hizo tan popular que sacó en total ocho ediciones. En la segunda edición incluyó al final del libro una página con trece líneas de comas, puntos, signos de interrogación y de exclamación para que cada lector las distribuyera a su gusto.
Un día empezó a preguntarse qué diría de él la gente tras su muerte, así que anunció que había pasado a mejor vida y se dedicó a preparar el funeral, al que asistieron unas 3.000 personas. Timothy tenía previsto aparecer ante el gentío para que el engaño se convirtiera en simple broma, pero al ver que su viuda no derramó ni una sola lágrima por él, se mosqueó y no le dio la gana de aparecer para desmentir su muerte. Es de suponer que para cuando murió de verdad, nadie movió el culo para ir a su funeral, por lo menos los 3.000 que ya habían ido al primero.
6 comentarios:
Y no se flipaba el colega timothy... hay que ver para lo que dan de sí unos calentadores...
Oiga, pero que rechulo era el Timoteo.
Lo que ha cambiado la cosa. Ahora la gente se pone enanos en los jardines de sus casas adosadas, claro que con 2 metros cuadrados todo tiene que ser minimalista.
Ah, pues un día de estos cuelgo foto del minienano de mi minijardín.
¿Tu minienano es viajero? ¿Has visto la peli "Amelie"?
Las respuestas son, respectivamente, no y sí. Y usted, ¿ha visto la página del FLNJ, le Front de Libération des Nains de Jardin?
http://www.flnjfrance.com/
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