jueves, 2 de octubre de 2008

llevas cuernos, viskovitz


¿El sexo? Ni siquiera sabía que tenía uno. Podéis imaginaros cuando me dijeron que tenía dos.

—Los caracoles, Visko —me explicaron mis viejos—, somos hermafroditas insuficientes...
—¡Qué asco! —chillé—. ¿También en nuestra familia?
—No te quepa duda, hijo. Tenemos capacidad tanto para desarrollar las funciones masculinas como las femeninas. No hay nada de lo que avergonzarse.
Me indicó con la rádula el lugar donde se encontraban ambos aparatos genitales.

—¿Y por qué son insuficientes?
—Porque podemos aparearnos sólo con otros caracoles, siempre y cuando exista una inclinación recíproca, pero nunca con nosotros mismos.
—¿Y quién lo dice?
—Nuestras creencias, Visko. Esa otra cosa tan fea es pecado mortal, aunque sea sólo de pensamiento —me previno papamamá.
—Y también son actos impuros encerrarse demasiado en la concha, hablar consigo mismo y autocomplacerse —añadió mamapapá.

Un estremecimiento de terror me rizó el manto.

—Sería hora de que empezases a mirar a tu alrededor en busca de un buen partido; la estación reproductiva dura sólo unas pocas semanas.

Alargué perplejo los tentáculos en todas direcciones.
—¡Pero si los caracoles más cercanos están a meses de camino!
—Te equivocas, hijo, hay jóvenes excelentes en este mismo vecindario.

Pero por allí cerca no veía más que a Zucotic, Petrovic y López, mis antiguos compañeros de colegio.

—Estáis de broma. No pretenderéis que yo...
—Proceden de buenas familias, con un discreto patrimonio genético y buenas perspectivas de ciclo evolutivo. La belleza no lo es todo, Visko.
—Pero ¿los habéis visto bien?

Dirigí el tentáculo rinóforo hacia Zucotic, un gasterópodo descarnado, con la concha prácticamente clipeiforme, el ojo invaginado, el ctenidio atrófico. Resultaba repugnante incluso para los depredadores. ¿Realmente querían tener nietos así ?

—Ya verás como, con el tiempo, cambiarás de idea. Los caracoles tenemos un dicho: “Ama a quien esté cerca de ti, porque quien está lejos continuará estándolo”.
—Antes muerto.

Saludé y me retiré al interior de la concha. Tapé cuidadosamente el opérculo y lo sellé con sales calcáreas, porque nunca se sabe lo que puede pasar.

—No está bien encerrarse así en la concha, Viskolín, la gente pensará mal.
- Al cuerno la gente.

Durante los días que siguieron, por una u otra razón, no fui capaz de pensar en otra cosa que en el sexo, quiero decir, en los sexos.

Al principio eran picores indefinibles, pequeñas turbaciones hormonales que me impulsaban a detener la mirada sobre ciertas arrugas del manto de algunos caracoles, a intentar adivinar las formas bajo la concha, a admirar las sinuosas ondulaciones de su pie ventral al contraerse. Nada que me llegara a preocupar, entendámonos, o que me quitara el sueño. Algunos de los caracoles del huerto, morfológicamente hablando, no estaban mal, pero caracoles que de verdad encajaran conmigo, que tuvieran la clase y los requisitos zoométricos necesarios para hacer una buena pareja con un Viskovitz, realmente no se veía ninguno. Llegué pues a la conclusión de que no existían y de que probablemente no habían nacido todavía.

Me equivocaba.
de Alessandro Boffa

17 comentarios:

ludovico dijo...

Hermafroditas,¿eh?, Ya, vale. Pero ¿cómo se ponen de acuerdo en quién fecunda a quién? ¿Se tocan con los cuernos y uno dice lo más rápido que puede "me pido prime para hacer de macho"? Y el otro dice "Jó, otra vez preñao"
¿Se toman hormonas los caracoles para definir sus tendencias sexuales? ¿O, hale a lo loco, viva la libertad sexual?

Aaaaaay qué intriga.

Helter dijo...

A.J. Chairman, catedrático de sexozoopsicología especializado en caracoles, arriesga en su último estudio (E-snails, what's the next?, Oxford Studies, Massachussetts 2007, págs. 37-42) la posibilidad de que usen un código químico olfativo parecido al código de pañuelos de colores en el bolsillo de los gays de San Francisco. Más no le sé decir.

ludovico dijo...

Oigan y saben aquello de que el insulto más fuerrrrrrrrte que se le puede hacer a un hombre es "caracol", porque se le está diciendo al mismo tiempo: cornudo, baboso, arrastrao y vago.

Por cierto, el domingo pasado estuve cogiendo caracoles serranos en el monte y pillé a dos parejas (de caracoles) (adultas eso sí) con los cuernos enredaos. ¿Es su forma de comunicarse, y de intercambiarse los papeles?

Helter dijo...

A.J. Chairman, como explica en su libro "Snail, stick out your tentacle" (editado en catalán como "Cargol, treu banya", Barcelona 2005), efectuó interesantísimos trabajos de campo camuflándose como recolector de caracoles. Según se desprende de sus meticulosas observaciones, este comportamiento caracolil que usted menciona obedece al primario sentimiento de señalar al otro especimen para librarse de la cazuela, algo así como "no, no me cojas, que estoy duro y tengo mal sabor, mejor coge a éste".

ludovico dijo...

Me imagino las conversaciones entre los caracoles. "Oye chata, ¿nos vamos a comer al romero de enfrente?" "Vamos, pero espera que haga las maletas"

Badil dijo...

Me gustan mucho más los caracoles y sus vidas y sus muertes que las de los gatos y conejos de la entrada anterior , que da un poquillo de repelús. Y para comer ni le cuento, no hay color...
Ludovico, hay hombres a los que arrastrao, baboso y vago no les parece un insulto sino una condecoración ganada a pulso.
Lo de cornudo si. Que está científicamente comprobado que molesta, vamos....

Badil dijo...

Helter, eso de sexozoopsicología,¿ es coña o se puede estudiar?. Jo que me ha molao mogollón...

ludovico dijo...

Que me he acordado de otra anécdota de caracoles. Una cuñada de una compañera de trabajo se dejó olvidada durante un fin de semana una bolsa de caracoles que había comprado en el coche, con tan mala suerte que la bolsa tenía un agujero, y cuando fue a coger el coche el lunes para ir al trabajo... invasión gasterópoda masiva.

Helter dijo...

Me gusta que me haga esa pregunta, Badil. Es coña, pero se puede estudiar. Eso sí, no se confunda: no es lo mismo la sexozoopsicología que la zoosexopsicología que la psicozoosexología o la zoopsicosexología. De hecho, son completamente distintas.

Trikki dijo...

Oiga, que yo también soy hermafrodita, o lesbiano, no sé muy bién que soy.

Trikki dijo...

Por cierto Helter, que la Sagrada Familia es mu bonica, y de aquí a cien años cuando la acaben lucirá más.Estuve en un sitio con chimeneas mu raras, y claro, no iba a ser menos yo que Arkab, ahora tengo cuchillos para cortarle las venas a todos y cada uno de mis cuñados, incluso estoy pensando cambiar los dárdos de la diana por cuchillos para darles más uso.

Helter dijo...

¿Pero ha estado en BCN y no me ha dicho nada? Vale, vale, mejor para mí, lo que me he ahorrao en merendolas y vinachos.
Y Trikki, la Sagrada Familia es un pastiche que si Gaudí levantara la cabeza se tiraría a la vía del Trambaix. A los turistas, mayormente a los japos, les encanta, eso sí que lo tiene.

Harry Sonfór dijo...

No es bueno que el ser humano intente rehacer lo que Dios ha truncado. Si Dios le puso un tranvía a Gaudí en medio de la Gran Vía cuando iba a confesarse, por algo sería. Eso sólo lo sabe Dios, pero igual no quería que se acabara la Sagrada Familia. Y pasa lo que pasa, que el ser humano desoye el consejo divino y encarga esas esculturas a Subirachs para la fachada de la pasión, y así quedan. Mal quedan.

Helter dijo...

Harry, ¿sabe la fachada del nacimiento, la de los pajaritos? ¿Sabe cómo la diseñó Gaudí? Con pajaricos de verdad, muertos, claro. Les ponía dentro alambres y los iba distribuyendo sobre una maqueta. Ahora levanto esta alita, ahora encojo esta patita, así no me gusta, así queda mejor...

Harry Sonfór dijo...

Pues vaya católico de habas. Lo ve San Antonio y me lo encorre a gorrazos. Pobres pajaricos.
Ay.

Trikki dijo...

Oiga Helter, que yo de mi y mi prole respondo, pero es que además iba con un cuñado (y su chica) que tiene una tremenda facilidad para levantar señoras ajenas,(mi cuñado que no la chica) y no le avisé por su seguridad, que mire que si le damos un poco de vino la liamos gorda, que mire que le conozco ( a mi cuñado digo,no a usted), y si encima se me pasa todo el viaje diciendo "me gusta más madrid, me gusta más madrid"entre otras lindeces menos reproducibles sobre el apreciado pueblo Catalán, pues ya como para gastar de inmediato los cuchillos de ikea sobre las venas.

Le voy a confesar (pero no lo cuente a nadie) que no soy de los que se suele comprar recuerdos o souvenirs de donde voy, pero sí compré una mini Sagrada Familia en hierro, que pesa tres quintales, pero en su color más natural.Ahora me he dado cuenta de que no pega en ningún sitio, pero bonita es un webo.

Helter dijo...

En nombre de la Cofradía de Amigos de Conocidos de Benefactores de la Sagrada Familia, le agradezco sobremanera su contribución a las arcas del templo expiatorio. Aunque no haya sido muy cuantiosa, gracias a su granito de arena, y al de allá, y al de acullá, dentro de algunas décadas Barcelona tendrá el monumento hortera más grande de Europa, qué digo de Europa, del mundo. Una vez más, en nombre de todos los sufridos ciudadanos, muchas gracias.