sábado, 10 de mayo de 2008

anne y mary


El Adventure pasó junto al Royal Queen lento, majestuoso, como pavoneándose. Junto al mascarón de proa Anne Bonny, con su pelo rojo al viento, saludó y sonrió al capitán Hudson del Royal Queen. Al poco rato, Anne subía a bordo vestida de terciopelo negro, invitada por el capitán a cenar en su camarote. Mientras, Mark Read contemplaba desde el Adventure la escena con el semblante adusto, acariciando la empuñadura de su alfanje, y Calico Jack abría otra botella de ron en su camarote.

Hudson, minutos después de apurar la copa que Anne le había ofrecido, cayó dormido sobre su cama. Ella se quitó los zapatos y el pesado vestido negro de terciopelo y se deslizó como una sombra junto a los cañones estropeando sus mechas. Después miró la luna. Tenía tiempo de sobra. Volvió al camarote del capitán y, con mano diestra, empezó a desabrochar los botones de su uniforme.

Una hora antes del amanecer, volvió al Adventure. Mark, que la había estado esperando despierto durante toda la noche, se abalanzó sobre ella violentamente. Anne buscó con la mano izquierda el puñal que llevaba siempre oculto, pero Mark, que conocía tan bien como ella el escondite, le cogió con fuerza la muñeca para inmovilizarla y la besó profundamente.

Cuando la tripulación del Royal Queen despertó, lo primero que vio fue la Jolly Roger de Calico Jack, la calavera con las dos espadas, ondeando en el mayor del Adventure. El capitán salió tambaleándose de su camarote y dio la orden de disparar los cañones, pero nadie consiguió encender sus mechas. Hudson no tuvo más remedio que rendirse sin luchar. Los piratas abordaron el Royal Queen con Anne al frente y empezaron a pasearse por toda la nave desarmando a los marineros.

Mark tenía otros planes. En cuanto pisó la cubierta, desenvainó su alfanje y se dirigió directamente hacia Hudson con grandes y decididos pasos. Apartó a todo aquél que se interpuso en su camino y acorraló al capitán contra la popa. La mirada de odio de Mark indicó claramente a Hudson que tendría que luchar por su vida, así que desenvainó su espada. Mark se abrió la camisa, y el capitán quedó completamente paralizado por la sorpresa. Nunca había visto unos pechos tan bellos y turgentes en un pirata. Mark, Mary para los íntimos, le rajó el vientre y lanzó al suelo el alfanje. Mientras Hudson agonizaba, Mary, sin darse la vuelta, volvió a abrocharse la camisa, recogió su arma y fue al encuentro de Anne.

"No era necesario que le mataras”, dijo Anne. “Tampoco era necesario que te lo follaras”, respondió Mary, limpiando la sangre de su alfanje sobre el terciopelo negro.

3 comentarios:

Trikki dijo...

¿Vé Helter?. Eso ya está mejor, aquí la mujer no sólo mata ¡sino que enseña también las tetas¡

ludovico dijo...

Juego sucio. Les estropea las mechas y encima les tortura con sus armas secretas. Pirata tenía que ser.

SHUI TA dijo...

…Hacia un sol de justicia y tanto el vocal relator, como el fiscal, el encargado de la prisión y secretario tenían prisa por abandonar el lugar. El secretario procedió de mala gana a la lectura abreviada de la sentencia.
Siguiendo el Código de Procedimiento Penal, el verdugo esperó a que el condenado, ya con la soga al cuello, dijese sus últimas palabras.
Mark miro al escaso gentío que se agolpaba al pie del patíbulo, se arranco la camisa dejando al descubierto sus turgentes pechos y grito “Lo mate porque era mía”