miércoles, 5 de mayo de 2010

gusanos

…Y cogíamos las hojas para alimentar a los gusanos, que no sé por qué se llaman gusanos si son un peazo de orugas, de una morera del patio del colegio, hasta que los del ayuntamiento la podaron y le dejaron cuatro hojitas a cuatro metros de altura. Entonces me acerqué al Fossar de les Moreres donde no se entierra a ningún traidor y donde, a pesar de su nombre, solo queda una morera, pero había unos mossos d’esquadra merodeando y no quise arriesgarme a que me detuvieran por botiflera o por saquear el patrimonio verde municipal. En Internet vi que en la calle Villena hay moreras, así que me fui a pie desde el Coliseum hasta el zoo, lo atravesé y salí por la otra puerta, y allí estaban las moreras en fila, preciosas, pero podadas hasta el tuétano. De modo que volví a atravesar el zoo y me fui hasta detrás del ayuntamiento, donde el Herbolari del Rei, y ahí me dijeron que hacía años que no tenían hojas de morera y que no las iba a encontrar en toda la ciudad. En un último intento, fui a la antaño conocida como Herboristería Guarro, donde por fin encontré las putas hojas, que ni que fueran de coca, y a un precio razonable. Como agradecimiento le hice una foto al nen de les sangoneres del escaparate. Y es que mira que son finos estos gusanos, no se pueden conformar con cadáveres como los demás gusanos, no, son muy finos ellos. Claro, como que son de seda...

3 comentarios:

Badil dijo...

No se preocupe Helter. Si consigue(como yo) después de andar buscando hojas de morera como Jasón el vellocino para alimentar a los gusanos, que se pongan gordacos,que hagan el capullo y despues se pudrán dentro,tendrá gratis total un surtido de los otros.
Todo tiene un lao güeno.

Harry Sonfór dijo...

Que bien escribe usted, Helter. Le juro por mis muertos que le he acompañado por toda la travesía con mucha facilidad y mucho gusto. ¡Ni un solo gusano sin hoja de morera!

Helter dijo...

¡Anda, qué buena idea, Badil! ¡Será por gusanos!

Tendría que haber colgado un plano, Harry, pero me dio pereza. El chiste de la cosa es que la herboristería Guarro, la del niño las sanguijuelas, está bastante cerca de mi punto de partida. Tal que en las películas de aventuras: "¡Oh Diosss, estamos andando en círculos!"