miércoles, 22 de diciembre de 2010

francine (1/3)


Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes.
René Descartes

El hombre embozado en una capa miraba el escaparate mientras, al otro lado del cristal, decenas de pares de ojos azules y verdes le devolvían la mirada sin pestañear. Al entrar en la tienda se sobresaltó con el sonido de la campanilla de la puerta. El artesano le preguntó qué deseaba y el hombre embozado en una capa le mostró un camafeo: era una niña de unos cinco años, larga cabellera rubia, ojos azules y mejillas sonrosadas. El artesano le miró sin comprender. Entonces el hombre embozado en una capa vació sobre el mostrador una bolsa llena de monedas de oro. El artesano recogió las monedas y sonrió.
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- Busco al holandés.

El chino, sin mirarme apenas, me dirigió con un movimiento de cabeza hacia el fondo del fumadero. El local era oscuro y una niebla espesa y especiada invadía cada rincón. Apenas se oía ruido alguno a pesar de que en cada sala había varios hombres y mujeres tumbados, algunos incluso compartiendo lecho. Solo había un hombre que no estaba acostado, sino sentado ante la única ventana del lugar. Tenía el pelo blanco y llevaba el peso de la vejez sobre sus hombros. Sentado en una mesa para dos, estaba completamente solo y con la mirada fija en los sucios cristales. Me acerqué y le hablé. No me miró. Me senté frente a él en una silla vacía, y solo al interponerme entre él y la ventana se dio por enterado de mi presencia.

- ¿Sois el holandés?
- ¿A qué holandés buscáis? Hay muchos holandeses en tierra, y aún más en el fondo del mar.
- Busco al que dicen que conoció al Holandés Errante.

Sus facciones se crisparon y entonces caí en la cuenta de que en realidad no se trataba de un anciano. Su piel, aun curtida por el sol, era tersa y su mirada infantil. Aunque su cabello colgara en descuidadas guedejas blancas, sus ojos delataban pocos más de veinte años.

- Sí, sí… Navego bajo sus órdenes. Es un buen capitán, sí, sí, buen capitán. Se preocupa por nosotros, es piadoso, si los domingos rezamos los sábados nos deja beber ron, él reza mucho, sí, sí. Un nombre muy estúpido ese de Holandés Errante, no le gusta, no, no le gusta nada. Él ya tiene su propio nombre. Podría contaros la historia del capitán Fokke, sí, claro que podría, pero no me apetece recordarla…

5 comentarios:

Harry Sonfór dijo...

¡Oeee, oeeee, oeee! ¡Quiero más!

Alberich dijo...

Muy bueno. Esperamos la continuación, como en las series de la TV...

Helter dijo...

Jo, así da gusto escribir folletines, qué majos

Anónimo dijo...

sí, yo también quiero más!!!

Helter dijo...

Pues hoy habrá otro post y mañana el último, considérenlo un regalito de navidad