Con los ojos cerrados y la cabeza inclinada levemente hacia su izquierda, Ángel Pantoja Medina, conocido por sus amistades como “Pedro”, parecía descansar de pie en la esquina de su sala, en el apartamento 47 del residencial público Juan César Cordero, en Hato Rey.
Desde una radio en un apartamento cercano, Rubén Blades cantaba triste sobre la pérdida de un ser querido. Pedro murió baleado, y su cuerpo fue encontrado la madrugada del viernes bajo el puente de Cantera, a la orilla del caño Martín Peña. Obedeciendo un deseo que expresó durante los pasados seis años, Pedro no fue puesto en capilla ardiente dentro de un ataúd. En vez, fue embalsamado y, en un acto insólito nunca antes visto en Puerto Rico, velado de pie en su casa: “Yo no quiero estar en una caja. Si algo me pasa, quiero que me velen parao”.
“Lo habló serio varias veces con nosotros, y se lo dejó dicho a su familia”, explicó el embalsamador Moi Marín, amigo de la familia y ejecutor de la peculiar obra. “Fue un procedimiento de embalsamamiento común y corriente. Sólo que estaba agarrado con unas grapas a la pared para que no se fuera de frente”.
Ayer, Pedro llevaba puestas gafas plateadas Dolce & Gabbana, gorra de los Yankees color marrón combinada con su camisa, una enorme cadena plateada con una cruz y los dedos gordos de ambas manos metidos en los bolsillos delanteros de sus holgados mahones. Delante se encontraba un pequeño altar con flores.
Ayer, Pedro llevaba puestas gafas plateadas Dolce & Gabbana, gorra de los Yankees color marrón combinada con su camisa, una enorme cadena plateada con una cruz y los dedos gordos de ambas manos metidos en los bolsillos delanteros de sus holgados mahones. Delante se encontraba un pequeño altar con flores.
José A. Sánchez Fournier
3 comentarios:
Yo,la verdad, llegado el momento, prefiero que me velen jubilao y bien jubilao, pero parao me parece deprimente.
Ultimamente me he hecho experta en velatorios...
Lo unico que les digo a mi familia es que por favor no me expongan a todos los cotillas que se acercan a ver al muerto y que flor que entre flor que manden a tomar por culo, por dios tengo ese puto olor metido hasta dentro.
Yo mientras no me acerquen nada que huela a religión, que hagan lo que quieran.
Me alegro de leerte, Tonasa.
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