Alan Eugene Magee se alistó en el ejército del aire justo tras el ataque de Pearl Harbour. Artillero de torreta, en su séptima misión fue derribado mientras sobrevolaba Saint-Nazaire en un bombardero B-17. Su avión inició una caida en tirabuzón. Cogió su paracaídas, pero estaba roto... así que saltó sin desde una altura de 6.700 metros. Incluso tuvo tiempo durante la larga caída de perder el conocimiento y volver a recuperarlo. Murió, sí, pero no en 1943 sino en el año 2003, a los 84 años de edad. A eso se le llama caer bien.
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6 comentarios:
Oiga, que si hubiera sido la época más moderna, le hubiera dao tiempo de llamar a su señora al movil mientras caía, como el de "Crank" ma o meno.
Lo que es cómico es que al tipo este le consideraran un héroe, si hasta le dieron el corazón púrpura. ¿Por qué no distinguen entre valor y potra? Si de la lista de héroes de un país borraran a los que simplemente tuvieron el santo de cara, quedaban cuatro gatos.
6.700 metros... 6.700 metros... pero si es que eso es un ná.
Usted que es mi fado, mi tía y mi cantor, ¿cree que la duración del tubito es real? Es que no me acuerdo de aquello de la velocidad de un cuerpo al caer y me da perro buscarlo.
Querida Helter, tras visionar la peliculita una docena de veces he llegado a la conclusión de que tiene truco, pues un hombre en caída libre de 6.700 metros lo primero que hace es perder, al menos, uno de los zapaticos. Luego también veo que en su caída se encuentra con demasiados artefactos (venga aviones, el dirigible...) y que solo le falta coincidir con Robert De Niro al inicio de la película «Casino» (el uno hacia abajo, el otro hacia arriba), con Dumbo y con el protagonista de «El volar es para los pájaros» de Robert Altman.
Sip, la verdad es que es un milagro que no se escoñara contra algún avión. Lo del zepelín ya es más jodío, porque habría rebotao y habría sido peor aún.
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