Mi nombre es Teagarden, aunque todos me llaman Big “T”, y soy músico. Me enamoré del trombón desde el primer momento en que lo vi. Me gusta todo de él: su olor, su tacto, su brillo... y su sonido, naturalmente. No me da la gana de caer en la falsa modestia: soy bueno, soy jodidamente bueno. Pero apenas podía destacar en aquellas primitivas formaciones de simples aficionados que solo pretendían lucirse ante las hembras. Patanes. Impostores. Estúpidos.
Sin embargo, aquél verano de 1927 se produjo el milagro. Coincidimos en el escenario Thelonius al piano, Hampton al xilofón, Krupa y Gene a la batería... y Ella. Al verla pensé que era demasiado joven para el jazz, que le faltaba experiencia. Efectivamente, los primeros ensayos fueron realmente desastrosos. Pero amigo, en cuanto se apagaban las luces de la sala y se encendían las del escenario, se transformaba completamente. Su voz pasaba del arrullo a la epilepsia sin estaciones intermedias, bailaba sobre el piano como una posesa, y justo antes de mi solo, me miraba fijamente a los ojos y yo me sentía capaz de cualquier cosa. Durante todo el concierto coqueteaba conmigo, me rozaba, me aplaudía... Vale, cierto, lo hacía con todos. Pero sé que conmigo era especial.
A finales del verano, la sala empezó a vaciarse. Cada vez tocábamos mejor, pero apenas había nadie en platea para comprobarlo. Nos quitaron los instrumentos, nos quitaron la ropa, nos desnudaron por dentro y por fuera. Y al año siguiente, compraron guitarras eléctricas y montaron un grupo de rock con otros más jóvenes que nosotros. Rock, vaya mierda... Mientras oigo a esos energúmenos saltar y gritar sobre el escenario y al público rugiendo, me acomodo sobre una piedra al sol y dejo que Layla me quite amorosamente las pulgas. Es buena chica, pero nunca será una buena cantante de jazz.
8 comentarios:
Bueno, pero eso es porque si te comes las pulgas te produce afonía (Bueno, al menos eso dicen)
Andaaaa, pues sería por eso que hace unas semanas estuve afónica a tope...
Anda, pero si ha puesto un vídeo de la cremá valenciana pero en versión Sundance.
Ah, ¿eso es la cremá? Pues no sé, me imaginaba yo otra cosa...
Mas que la cremá, yo diría que es la Nit del Foc.
Es verdá, la cremá no podía ser, que no quemaban ninguna figurilla. Oiga, milhomes, el origen de la cremá ¿está en la quema de brujas, o no tiene nada que ver?
La tradición dice que fue un carpintero, que sacó los maderos que le sobraban a la calle y los quemó. James George Frazer, el de « La rama dorada» le dirá que no, que es una tradición muy antigua de renacimiento de la vida, de la entrada de la primavera y de quemar todo lo viejo para adentrarse en la nueva estación sin los pesos y los trapos viejos del invierno, muy mediterránea cosa, por cierto.
Conste que he venido esta mañana con la intención de borrar mi mensajito de las 3 de la mañana porque, bien mirao, es algo gilichorras. Pero como ya hay otro detrás, lo dejo.
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