miércoles, 18 de marzo de 2009

humor griego


El humor, como el DNI, es personal e intransferible. Para demostrarlo, vean qué chistes hacían partir de risa a los antiguos griegos.

Un sabio griego fue a visitar a un amigo que se encontraba gravemente enfermo. Al llegar a su casa, la esposa del enfermo le comunicó que él “había emprendido el largo viaje”, a lo que el sabio respondió: “Cuando vuelva, ¿serás tan amable de decirle que he pasado a visitarle?”

Al volver de un viaje, un viajero preguntó al vecino al que había pedido cuidar de su familia si ésta estuvo bien durante su ausencia. “Todos bien”, le dijo, “especialmente tu padre”. “Pero si mi padre murió hace diez años”, replicó el viajero. “Ya, sí, es que me refiero a tu auténtico padre”.

Un sabio dejó embarazada a su esclava preferida. Después del nacimiento, el padre del sabio le recomendó que asesinara al niño, a lo que el sabio le replicó: “Empieza asesinando tú a los tuyos, y yo después ya veré qué hago”.

Un astrónomo confeccionó el horóscopo a uno de sus clientes y le dijo que nunca podría tener hijos. Dijo el cliente: “Pero si tengo ya siete”. Respondió el astrónomo: “Pues cuídalos bien, que nunca se sabe”.

¿Le han hecho gracia? ¿No? Pues será que no es usted ni griego ni antiguo. En fin, siempre nos quedará el chiste más gracioso del mundo de Monty Python...


8 comentarios:

Harry Sonfór dijo...

Eso es porque no los ha contado con salero. Mire:

Ese pedazo de sabio grieeegor de Barbate que va a visitar a ese pedazo de amigo de después de los dolores, llega a la casa, no puedor, no puedor, jarl, abre la puerta su mujer, ñiiiii, y le dice:
—Jaaaaaaaaaarl, cobarde pecadora de la pradera, por la gloria de mi madre ¿Cómo está mi amigoooor?
—Su amigo ha emprendido el largo viaje ¿Te das cuen?
—Hiiiiiii ¿El largo viaje? pecadora.
—Sí, por la gloria de mi madre.
—Pues dígale a su maridor cuando vuelva que como la próoxima vez que salga de viaje no me llame por teléfonooor antes, le voy a poner una demanda, por la gloria de mi madre, que no le va a salvar ni Pérry Manso, que viven ustedes más lejor que Empedócles, y he venido andando desde casa. Por la gloria de mi madre. No puedor, no puedor. Jarl. Me voy a cagar en sus muela. Cobarde, pecador de la pradera. Jarl.

Harry Sonfór dijo...

Ay, ahora ya no puedo parar.
¡Cobarde, jarl, pecadooor, no puedo no puedo, te digo triiigo por no llamarte Rodrigo. Jaaaarl, no puedo no puedo. Cobarde, jaaaarl, no puedo!

Helter dijo...

Pues mire que a mi manera los he mejorao, que tal como los he encontrao en interneses no tenían puta gracia los pobres. Ah, por si le interesa, los chistes de leperos los griegos los hacían con los abderitas.

Harry Sonfór dijo...

¿Sabe por qué los abderitas meten las figuritas de korés en el horno de leña?
¡Para adorar a Afrodita!

Jarl, cobarde, pcador, Jarl.

Ay, qué ansiedad.

Helter dijo...

¿Y sabe qué le canta el abderita enamorao a su abderita adorada?

Abderitaaaa tú ereeees rojaaaa, abderitaaaaaaa tú ereeees gualdaaaaaaa...

ludovico dijo...

Paren ya. Tengan piedáaaaaaaaa.

Oigan, que me veo menos que un pescao frito, ¿qué dedo tiene levantao el Buda ese?

Harry Sonfór dijo...

Ay, cómo me gustan esos pollo bailones.

Helter dijo...

Diga que sí. Anda que no es aparente ese que cuando despliega la cola se convierte en la cara de Eddie Cantor en negro y azul.