miércoles, 12 de marzo de 2008

mi cena con andreu


-¡Ahí va, pero qué calvo estás!
-¿15 años sin vernos y esto es lo primero que me dices? Serás…
Este es uno de los más o menos ingeniosos comentarios que voy cazando al vuelo durante la fiesta del 15º Aniversario de Promoción de mis compañeros del instituto.
15 años sin vernos, y por mí podrían pasar 115 más. Me siento tan fuera de lugar como suelo sentirme en las fiestas donde no conozco a nadie. Bueno, la verdad es que los sigo viendo como aquellos adolescentes impresentables a los que empezaba a causar estragos la testosterona. No como yo. Unos han venido con trajes a medida como queriendo demostrar lo bien que les va en la vida. Otros van deliberadamente desaliñados como diciendo: “Vosotros y esta reunión me la traéis al fresco”. Y el graciosillo de la clase no ha variado su repertorio: ¿a dónde va todavía con lo de “un inglés, un francés y un español…?
Además, como que las únicas cuatro chicas que había en la clase no han venido –han hecho bien- en el cartel de la entrada habría que poner: “Promoción del 90. Fiesta sin mujeres y con cerveza caliente. Bienvenidos”.

-¡Hola! ¡Cuánto tiempo! Soy Andreu.
El ex alumno que ahora me abraza con un punto más de efusividad del que me gustaría yo lo recordaba como “aquél de los ojos saltones”. Ahora se ha convertido en un Steve Buscemi de casi 30 años.
Han traído el bufet y enseguida nos vemos aprisionados entre un gentío ávido de ganchitos y croquetas congeladas. Esto nos facilita la conversación y no tardo en darme cuenta de que Andreu se ha convertido en alguien bastante ameno e interesante. Yo le hablo de mi trabajo escribiendo para revistas de gastronomía y él me dice que gracias al suyo, en una agencia de viajes, ha visto un montón de países y que ahora acaba de volver de una convención de fans de la serie Star Trek en Vancouver.
-¡No me digas que te gusta Star Trek! ¡A mí me encanta!
-Ya veo que tenemos cosas en común –sonríe Andreu.
-Pues tienes que venir un día a cenar a mi casa con Elena, mi compañera, –le digo entre dos empujones de gente que va y viene del bufet- acabo de comprarme un pack especial con los cinco primeros episodios de la primera temporada en DVD. Lleva extras y escenas inéditas. Te va a encantar.
Después de unos minutos más de conversación Andreu alega que al día siguiente tiene que de madrugar, así que anotamos nuestras señas en las agendas de nuestros móviles. Andreu se despide haciendo el saludo vulcano: la palma extendida y formando una V con los dedos tres a dos.
Al poco rato decido escabullirme, cuando uno de los camareros nos dice bastante groseramente que ha de cerrar el local mientras algunos ex alumnos intoxicados de cerveza caliente proponen a gritos acabar la noche en un bar con karaoke.

En el buzón solo encuentro facturas y ningún mensaje nuevo en el correo electrónico. Las editoriales a las que envié mi propuesta de libro sobre cocina antillana siguen sin dar señales de vida. Llevaba tecleado medio artículo sobre la caldereta menorquina cuando suena el teléfono.
-¿Sigue en pie la invitación a cenar?
-¡Andreu! Pues claro que sí. Si te va bien puedes venir esta misma noche, a eso de las nueve.
-No recuerdo si te lo comenté en la fiesta, pero es mejor que te advierta que soy vegetariano –una pausa- vegano.
-¡Ah, ningún problema, hombre! ¿A las nueve entonces?
Vuelvo al ordenador y entro en el buscador a ver si eso de vegano podría suponer algún problema. Marco la primera de las muchas páginas que aparecen y aquí consigo toda la información necesaria:
“VEGANO. Término acuñado para distinguir a los veganos de los vegetarianos. Filosofía basada en vivir exclusivamente del reino vegetal excluyendo carne, pescado, aves, huevos, miel e incluso leche animal (recurren a la leche de soja) y derivados lácteos.”
Muy claro.

Mientras estoy en la cocina preparando el primer plato, calabacitas de Veracruz (la receta de la pág. 27), Elena se ocupa de la ambientación musical (me encanta cocinar con música) y también de dejarme claro que no le entusiasma precisamente pasar una velada viendo episodios antiguos de Star Trek.
-No entiendo cómo a alguien le puede gustar esa serie tan cutre –me dice mientras abro una lata de maíz-. Se supone que están en el siglo XXIII pero llevan unos tupés que parecen maniquíes del Corte Inglés.
Está apoyada en la puerta de la cocina haciendo girar un CD de Nirvana con el dedo. Decide volver a la carga:
-Seguro que es un friki.
-Elena, no todos a los que les gusta Star Trek son unos frikis. Mírame a mí.
Por su mirada deduzco que mi comentario no ha tenido éxito.
-Y cuidado con ese CD, que se te va a caer.
-Por cierto, ¿beben alcohol los veganos? –dice señalándome las dos botellas de vino junto a la mesa del comedor.
-No le vi beber en la fiesta, claro que tampoco apetecía nada aquella cerveza caliente.
-¿Sabes si tiene novia?
-¡Uf! –resoplo mientras corto el queso fresco a dados- eso no me lo dijo. Al menos esta noche vendrá solo.
-Seguro que es un friki –sentencia Elena mientras se va a poner un CD de los Limp Bizkit.
Ahora que por fin acabó el interrogatorio puedo echar a la cazuela el quesss… ¡Un momento! ¡El queso es de origen animal!
Bajo apresuradamente a una tienda de productos naturales que hay a unas cinco travesías. Consigo llegar un par de minutos antes del cierre y compro un paquete de tofu. Servirá para sustituir el queso.
Ahora debo darme prisa con el segundo plato: berenjenas rellenas (de verduras, claro).
Corto las berenjenas a lo largo y las pongo a hervir hasta que se ven blandas. Cuando están frías les quito la pulpa –con cuidado de no romper la piel- y en una sartén sofrío dos pimientos verdes y una cebolla a pequeños trozos. Poco después añado un bote de tomate sofrito. Diez minutos después echo la pulpa de la berenjena. Sazono con sal y pimienta, remuevo y relleno las berenjenas con esta mezcla. Espolvoreo con ajo y perejil picados y pan rallado, y reservo las berenjenas sobre papel de plata en una fuente de horno para gratinarlas cinco minutos antes de servir.
Elena me demuestra que también tiene su buen corazón ayudándome a cortar y limpiar las fresas para el postre: fresas con zumo de naranja y hierbabuena picada. Las repartimos en copas y las guardamos en la nevera.
Repaso nuestra colección de CD y me pregunto qué música les gustará a los veganos. ¿Quizás Pink Floyd? Tengo el Atom Hearth Mother, aunque quizás no sea muy apropiado por la vaca de la portada.
Suena el timbre. Tras la puerta aparece un sonriente Andreu con una botella de vino en la mano –pues sí, los veganos beben- y ¡Dios mío! ¡Vestido con el uniforme rojo y negro de gala de la tripulación de Star Trek bajo la gabardina! Ahora sí que lo tengo crudo para convencer a Elena de que Andreu no es ningún friki.
Elena consigue disimular aceptablemente el shock del uniforme. Presentaciones, dos besos en la mejilla. Descorchamos la botella de vino que ha traído –un buen Ribera del Duero, al menos en esto le alabo el gusto- y ya nos hemos tomado algo más de media botella cuando nos sentamos a la mesa. Abro otra botella de vino mientras Andreu saborea las calabacitas.
-Mmmm… Tienes que darme la receta. Aunque la verdad, no estoy muy dotado para la cocina.
Andreu dedica grandes elogios a las berenjenas y acepta otra ración. Me doy cuenta de que el vino ha disminuido considerablemente y de que Andreu llena su copa una y otra vez mientras que a Elena y a mí nos es imposible seguir su ritmo.
Ya no queda ni gota de vino cuando traigo las fresas. Cuando llego a la mesa Andreu está dedicando a Elena una conferencia sobre los beneficios del veganismo. Su dicción algo pastosa me hace sospechar que el vino le está causando efecto.
-¿Tienes algún licorcito para acompañar estas estupendas fresas? –pregunta Andreu.
- ¡Claro! He comprado una botella de whisky. Ahora la traigo.
Andreu se sirve una ración de whisky en un vaso que a mí –que no tengo mucho aguante para el licor- me hubiera dejado medio grogui.
-A mí me atrae mucho todo lo relacionado con el espacio –dice señalando la carátula del DVD de Star Trek donde aparece una nave espacial. ¿Sabéis que hace dos años en lo alto de una montaña de Lanzarote tuve contacto con un grupo de extraterrestres?
Elena y yo lo miramos boquiabiertos. Antes de proseguir su relato se sirve otro generoso lingotazo de whisky.
-Era por la noche, ya me había metido en el saco de dormir –nos cuenta acercándonos su mirada vidriosa-…y me despierto rodeado por unos hombrecillos de un verde fluorescente y del tamaño de un niño de cinco años.
-¿Y no se te llevaron? –pregunta Elena con su típica expresión de “no sé como tomármelo”- ¿Cómo se dice…? ¿No te abdujeron?
-No –responde Andreu-. Se limitaron a hacerme cosquillas y se fueron. Quizás en su planeta sea una forma de contacto.

Elena simula su consternación comiendo más fresas. Andreu se escancia más whisky.
Durante el visionado de Star Trek, Andreu se dedica a imitar los sonidos de los disparos de láser (¡tzú-tzú-tzú!) y a apurar el whisky. Elena se ha quedado dormida en el sofá.
-¿Hay más whisky? –pregunta señalando la botella vacía. Bueno, la verdad es que dice algo parecido a “¿Hay báz güisgui?”.
-Me temo que solo te puedo ofrecer vino del que uso para cocinar.
-¡Pues vale!
En vista del panorama, a la una de la noche llamo a un servicio de taxis por teléfono. Andreu me ha dicho –y le creo perfectamente- que no se encuentra en condiciones de conducir. Sigue dándole al vino de cocina y Elena a los ronquidos. El taxi se está demorando.
Por fin, cerca de las dos y media de la madrugada, aparece el condenado taxi. El conductor se queda perplejo al verme con un tripulante de Star Trek que apenas puede sostenerse en pie y que intenta hacerme el saludo vulcano como despedida, pero que lo único que consigue es meterse el índice en un ojo.
-¿No me vomitará en el coche, eh? –gruñe el taxista.
- Qué va –le tranquilizo-, ya viene vomitado de casa.
Las luces del taxi se deslizan calle abajo. Vuelvo a mi piso, me siento cansadamente junto a la mesa e intento servirme un vaso de vino de cocina, pero no queda ni una gota.
Elena se despierta y se incorpora a medias mirándome con expresión confundida.
-Bueno, –le digo encogiéndome de hombros- al menos Andreu es consecuente. El whisky no es de origen animal.
Le hago el saludo vulcano antes de arrastrarme hacia la cama. Ella me corresponde para, despacio, girar la mano, bajar todos los dedos y dejar alzado solo el corazón.

31 comentarios:

ludovico dijo...

Yo conocía a un vegetariano que se ponía morao de marisco como éste de güisqui. Un día es un día solía decir.

Helter dijo...

Conste que el cuento este es de Miquel, yo me he limitado a "adaptarlo" un pelín. Y que lo he colgado a petición de ¡mi Trikkiiiiii, quemestará escushandoooooooo!

Trikki dijo...

Gracias, lo recordaba divertido el cuento, y lo es.

Arkab dijo...

Es curioso lo del sonido del láser. Yo cuando voy a ver películas de Star Trek a casa de conocidos que me invitan a cenar lo hago como ¡fiúu, fiúu, fiúu! Debe tratarse de una cuestión geográfica.

Helter dijo...

También depende de la película. Pa mí que en La guerra de las galaxias los postes esos de colores fluorescentes suenan más bien "dzzzzzú dzzzzzzzzú".

Trikki dijo...

Oiga Helter, leí también el otro cuento. ¿Le he dicho alguna vez que tengo un cuñado mecánico de coches?. Creo que, alguna vez, todos deseámos que nuestro mecánico fuera Otto.

ludovico dijo...

Oiga, Helter ¿Se sintió ud. identificada con la sufridora protagonista del cuento? (No está obligada a contestar)

Helter dijo...

Ays por dios, qué fijación con los cuñaos. Oyes, antes de tener cuñaos, ¿cuál era tu tema de conversación?

Helter dijo...

Ludovico, ¿de cuál cuento? ¿estamos hablando de Elena o de la pilingui del Estambul?

Trikki dijo...

Mujer, las tetas y los culos, vaya pregunta.

Helter dijo...

Y cuñadas, ¿tienes? Lo digo porque así podrías aunar tus dos temas de conversación preferidos en uno solo.

Trikki dijo...

Si me dejara, hablaría de futbol también. ¿Le interesa?.

Badil dijo...

No sólo los trikis esperan la abducción. Muchos evangélicos esperan que los verdaderos creyentes en Jesucristo serán «arrebatados», lo que se conoce como rapto pre-tribulación,(para los trikis pre-tripulación) antes del período de siete años del juicio de Dios sobre la tierra conocido como La gran tribulación. Es en este período cuando un capitalista, un tirano mundial malvado (grrrrr), un lobo con ropas de cordero, el Anticristo, obligará a que todos se pongan la «marca» en la mano derecha o en su frente para que puedan comprar o vender (¿?) y obligará a todos adorar su estatua. Un tiempo en que nación se levantará contra nación, terminando en una gran batalla del Armagedón entre los Reyes del Este y el Anticristo y sus ejércitos ( elegir si esto puede pasar en ¡España! o en el extranjero ,según el gusto), un tiempo de grandes desastres cataclísmicos naturales cuando «se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos.»
Esto último con unas botellas de vino y/o whisky es fácil de ver/no ver

Helter dijo...

Me encantaba el personaje de la madre del prota de La zona muerta. Era una mujer mayor que vivía sola, para postres su hijo el prota se tiraba años en coma, así que cayó en las redes de una iglesia de estas americanas que le había prometido un pasaje turista en la nave que salvaría a los elegidos antes del armagedón. Una de los daños colaterales de esta religión era que tenían prohibido tomar medicamentos. El prota intentaba convencerla diciéndole que tal vez era la voluntad de Dios que hubiera médicos, cirujanos y farmacéuticos, y que no utilizándolos cometía un pecado. No coló.

Harry Sonfór dijo...

Pero eso que dice usted, Badil, no es una teoría. Eso es la Verdad y lo que sucederá. Así lo dicen las siguientes cuartetas:

Y llegará el armaggedon
Y será como un espectáculo grande
Como montado por el Circo del Sol
Pero donde las personas no llevarán mallas.

Sino que irán vestidos con la ropa
Que llevan para andar por sus casas.
Unos llevarán chándal
Otros ropa de cama y los demás [vestirán] de calle.

Gran tormenta caerá sobre Oriente y Occidente
Y será común en toda la humanidad
El miedo y el rechinar de dientes
Y los dentistas aconsejarán férulas dentales.

ludovico dijo...

¡Qué corte! si yo no había leído todavía el otro cuento (en serio)Lo leo y le digo.

Helter dijo...

Tranqui, Ludovico, estaba vacilando... Más Elena soy que la pilingui, aunque confieso que me gusta Star Trek y que los Nirvana me aburren.

ludovico dijo...

Me ha gustado también el segundo relato ¿y no se le ocurrió ofrecerle el guión a Tarantino?

Helter dijo...

Aún están discutiendo quién ha plagiado a quién. Eso sí, pasta para abogaos no tenemos y el Quentin va sobrao.

Helter dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Trikki dijo...

Vaya, ha omitido mi mensaje sobre hablar de futbol, así que entenderé que el tema no le vá, en estos momentos.

Pero vamos a vé, ¿como quedámos usted y yo?. Superficial, poco trascendente y ligero, pués en eso estámos mujé.

Mire, he pensado un poco (no me ha dolido) que a Badil no le recrimina usted que critique dogmas de fé,aunque repita, y a mí si que hable de mis cuñados. Seguro que Freud tendría algo que decir a esto. ¿Le ha preguntado a su Yo o a su Superyo?. ¿Hay vida después de la muerte? ¿y después del cuñado hay vida?.

Bueno, que lo quería yo decirle al hilo del segundo relato,es que conozco un tío que ha escrito mucho sobre puti-clubs sin haber pisado ninguno. Uno de mis cuñados, por cierto.

¡¡Pero que poco sociable es usted caramba¡¡

Por cierto, gran peli la de Armagedon.

Helter dijo...

¿Quieres que hablemos de fútbol? Vale, pues hablemos de fútbol. A no ser que pase algo muy gordo, la liga pal Madrid, aunque no será exactamente una liga gloriosa. La champions es del Barça, aunque se ganará a trancas y barrancas y sufriendo hasta el final. A Ronaldinho le tendremos que aguantar hasta final de temporada, cuando se le tendría que haber vendido al Milan a finales de la pasada, que aún habríamos sacao una pasta y ahora ya no lo quiere ni el Nàstic.
Rikjaard no es un entrenador tan cojonudo como han querido hacernos creer. Es simpático, educao, está bueno, queda elegante en las ruedas de prensa y se lleva bien con los jugadores. Poco más.
Pero como se les ocurra fichar al "traductor" Mourinho como entrenador, juro que rompo el carnet de socia. ¡Uy, si ya lo rompí! Bueno, pues si lo tuviera lo rompería. ¡Uy, si es de plástico! Vale, pues lo metería en el microondas. Yo ficharía ya mismo, si se dejara, a Wenger.
Lo de los cuñaos: vale, para ti es tema porque tienes un montón y te llevas bien con ellos. Pero automáticamente yo pienso en el mío y me deprimo. No es culpa tuya, pero mía tampoco. Venía con el paquete. No me hagas decir con qué paquete.
En cuanto a lo de tu cuñao que escribe sobre puticlubs y ni los ha olido, ¿te he dicho alguna vez que conocí al maromo en el Molino Verde?

Badil dijo...

¡Señorita, señorita...! ¡Jo!...¡Que a Badil no le riñe...!
¡Acusica!Que quieres que la seño sólo te haga caso a tí.

Badil dijo...

Hablando de fe, que conozco a algún vegano curioso, curioso :lo de las hierbas estricto pero no miran el prospecto de las drogas a ver si tienen leche de cabra y no les importa la sangre que salpica en una pelea masiva contra "pelaos", que al fin y al cabo son animalicos. Es que lo de la fe da para milenios. Hay tanto credo.

Helter dijo...

A mí me parece muy bien cualquier religión/creencia siempre que no se perjudique a nadie y que no haya afán de proselitismo. No como el sr. Kellog, que tenía a un lobo alimentao con carne y a otro con chopsuey de verduras para demostrar que el primero tenía más mala leche. Jo, lo que pasa es que el vegetariano estaba desnutrío, angelico, y por eso no gruñía, de pura hambre.
Y a Badil no la riño porque tiene más recursos dialécticos que tú, Trikki, que eres un mono temático, digo, un monotemático.

Trikki dijo...

Me ha castigao la seño cara a la pared Badil.

Mire Helter, en su honor, cada vez que hable a partir de ahora de un cuñado, pondré un amigo, para no crearle ningún mal rollo, que tampoco por otra parte considero debiera crearle, por que como usted bién dice vienen con el paquete, ellos son ellos y nosotros, nosotros y no debémos responder de sus actitudes.

No sé si ayer tuvierón oportunidad de ver en las noticias de telecinco, una noticia en la que hablaban de una nueva especie en España, importada de USA, los CRUDIVEGANOS.

Esta gente, se alimenta de vegetal en crudo,y nada que provenga de un animal, ni la leche, lo más que hacen con el es dejar legumbres que se maceren en agua, hay unos mil en España, y se puede resumir su filosofía en "de la planta a la mesa".

Todo en esa noticia iba más o menos normal, de pinta los chicos, secta de zumbaos perdios, unas caras que daban sensación de locura, de obsesión explicando una filosofía inexplicable, criticando al resto de mortales que consumía carnes y grasas de prigen animal, hasta que salió una señora con un bebé de unos ocho meses en brazos, diciendo que por esa filosofía el bebé sólo se alimentaba de leche materna y de...su orina.

A todo esto en la noticia, endocrinos se supone que cualificados diciendo que hay una nueva enfermedad, la de la gente que se preocupa hasta obsesionarse por lo que come. No recuerdo como la llamarón, algo muy parecido a anorexia en el nombre.

Diganme diferencias entre esa madre del bebé, y la Santa Inquisición, quienes en nombre de su fé dañan a terceras personas que no lo merecen. A mi se me revolvierón las tripas tras verlo.

Helter dijo...

Lo más preocupante de estos casos es que las personas que los protagonizan suelen creer honestamente que están haciendo lo mejor para esa personita.
Recuerdo un episodio de House en que salía una pareja joven que tenía a su bebé a régimen vegetariano. House se ponía como una moto, la voz se corría y casi les quitan la custodia del bebé.
Y otra salía que no quería vacunar a su bebé para no favorecer el negocio de las farmacéuticas. Y House le decía que muy bien, pero que lo único que conseguiría era favorecer el negocio de los ataúdes infantiles de colores.

Badil dijo...

La delgada línea que separa la libertad de educación y crianza
según las "creencias" de los progenitores de la utilización de los hijos como propiedad.
Nos hemos metío en un tema de los de bemoles

Helter dijo...

Sip, mestá entrando yuyu y todo. Casi que me curro en un momentillo una entrada de lo más frívola pa desintoxicar, y asín de paso no tendremos que darle tanto a la ruedal ratón pa ir a buscar los comentarios.

Trikki dijo...

Ahora que ya no miran Helter le cuento que posiblemente yo halla estado muy cerca del Molino Verde.

Fué en una anterior etapa de mi vida laboral, más concretamente durante la celebración de Alimentaria, la feria que por cierto creo que se celebra ahora en Barcelona. Yo iba de aprendiz de jefe de compras, anteriormente negociaba con carne, no humana, comestible, y me acompañaban en el viaje mi inmediato superior e instructor, y dos proveedores por los que estábamos invitados.

Para que usted lo sepa Helter, hay quién dice que vá a la Feria de la Alimentación, y no la pisa, la mayoría de negocios se hacen en apartamentos al efecto adornados por bellas damas de vida alegre o puticlubs directamente.

Yo era bastante joven y soltero, y si pisé la feria, y bastante, pero al volver al hotel en un taxi las cuatro personas alguién indicó al taxista "al molino verde". (la verdad, no recuerdo si este era el nombre exacto, pero el sitio si no era este era igual). En Madrid si recuerdo que el sitio se llamaba Angelo, o Angelos.

Cuando llegámos a la puerta me excusé con un dolor tremendo de cabeza y tres se quedarón y uno volvió al hotel (fui yo,que usted le saca punta a todo). El caso es que ese tipo de comercio de carne, nunca me ha ido, y ahora menos, pero hace un tiempo casi todos los negocios pasaban por allí.

Que coño, ahora también, pregunte si en Construmat hay alguna pilingui libre. Hay cosas que no cambian.

Helter dijo...

Ya, Trikki, si en Barna pasa lo mismo. Todos sabemos qué son los viajes de negocios. Desde que cerró el Bailén 22, el caché de la ciudad como centro de negocios ha bajado varios enteros, y la administración venga a construir hoteles. Que no senteran.