martes, 16 de febrero de 2010

precuela (II)


- ¿Pero cuánto tiempo hemos estado mirando el puto molinillo?

De repente pensé en la nave y eché a correr sin mirar si los demás me seguían. Al verla, caí de rodillas sobre el suelo. Dos conejitos grises se acercaron a olfatearme y les aparté de una patada. Un trueno retumbó a través del cielo azul. La nave estaba completamente cubierta de hierba, integrada en el paisaje como una colina. Solo se veían la puerta y algunas ventanillas.

Entré. Todos los sistemas de control estaban inutilizados, excepto el mantenimiento básico. No había armas, ni trajes, ni comida. Encima de cada una de nuestras cabinas de sueño había un mono de distinto color: violeta, verde, amarillo y rojo.

- Evidentemente, no estamos solos. Alguien ha estado aquí mientras el molinillo nos… nos hipnotizaba.

Entonces Dipstein reparó en una extraña máquina. Tenía un enorme botón rojo en un extremo. Se dirigió hacia ella. Para cuando le grité que no lo pulsara, ya lo había hecho. Una crema de color rosa fluyó de un orificio y fue a parar a una taza verde. Dipstein la cogió y se la acercó a la boca.

- No lo hagas, –le dije- no sabemos de qué está hecha y tampoco podemos analizarla.
- Querido amigo, tengo hambre. Y si quien sea nos hubiera querido muertos ya lo estaríamos, ¿no te parece?

Dio un sorbo, paladeó y sonrió. “Es muy dulce”, dijo. Los otros cogieron tazas y comieron también, pero yo no quise. A saber los efectos que podía tener ese mejunje en nuestros organismos.

- Haced lo que os dé la gana, que yo esta noche pienso cenar conejo asado.

Salí fuera. Esos bichos eran tan estúpidos que, en cuanto me arrodillé y alargué la mano, dos de ellos se me acercaron confiadamente. Agarré a uno por las orejas y, cuando iba a romperle el cuello, una potentísima luz me deslumbró. Miré hacia arriba y… no podía creerlo.

(continuará...)

9 comentarios:

Spanique dijo...

Huyyyyy, como me gustan las fotos (y el sitio) que ha dejao. Yo quiero un salón redondico. No sé por qué pero me encantan los salones redondos...

Spanique dijo...

HUmmmm creo que hay que decir circulares y no redondos, pero supongo que ma han entendido ;-)))

Badil dijo...

...............
(La peor foto,no, la mejor foto, tampoco, la que más miedico da es la del sillón del dentista.Joé que impresión)

Arkab dijo...

Huy, qué emocionante que está la historia, Helter. A ver si la continúa pronto, al menos antes de que salgan las fotos de la hija que acaba de parir la diseñadora de joyas Elena Tablada, que si no se le va a dispersar el personal.

Beso.

Helter dijo...

Spanique, veo como inconveniente a las habitaciones circulares que todos los muebles suelen ser de formas rectangulares, luego, mucho espacio desaprovechao. Por otro lado, los suelos circulares son más fáciles de barrer...

Badil, imagínese cómo deben estar las herramientas, todas oxidadas y romas... Como para que te hagan ahí un empaste.

¿Es diseñadora de joyas, Arkab? A esa como mucho la imagino trenzándole rastas al Bisbal con el maletín Diseña tus joyas de la Srta. Pepis.

Spanique dijo...

No crea Badil, aquí en Francia mi mejor amiga es también mi dentista. (Debo de ser la única en el mundo mundial)

Helter dijo...

Mejor es tenerlos a favor que en contra, Badil.

Badil dijo...

¡Eh!¡eh!¡eh! Que yo no he dicho ná de dentistas.Que mi dentista es joven, guapo,limpio, amable, rápido y delicado. Lo único que no es, es barato que si no estaba una allí día si, día no.
Da miedico esa consulta abandonada que salía en esa afoto.

Helter dijo...

Pues parece un buen partido su dentista, Badil. ¿Puede darme su teléfono? No, no piense mal, es que tengo una muela que me baila el can-can, ¿sabe?