jueves, 31 de julio de 2008

ammon cornute


En Egipto, en la época ptolemaica, las rutas de camellos pasaban por un templo consagrado a Amón, en la parte trasera del cual los camelleros tenían por costumbre hacer aguas menores. Fruto de esas micciones, en las paredes del templo fue formándose una sal que los sacerdotes llamaron “amónica” o “amoníaca”. Con el tiempo aprendieron a utilizarla y a obtenerla a partir del estiércol de camello y de cornamentas y pezuñas de distintos animales.

Los sacerdotes usaban las sales amoniacales para luchar contra la peste, pero también para entrar en trance y profetizar para los fieles que acudían en las noches de luna llena a consultar el oráculo. Aquellos interesados en conocer su futuro, recibido el permiso del adivino, arrojaban un objeto personal dentro de la piscina sagrada, cuyo fondo estaba lleno de cornamentas de carnero.

El adivino, una vez que el objeto estaba en el interior del agua, interpretaba el futuro a través de los reflejos e imágenes que se producían en el agua que caía sobre la bandeja de piedra. Esta visión se realizaba de manera oculta al peticionario en la pequeña cripta inferior, donde el adivino entraba en trance gracias a los efluvios del amoniaco producido en la piscina. El fuerte olor a amoniaco, conocido como el gas de los dioses, envolvía toda el lugar dando un halo trascendente al oráculo.

Esta piscina sagrada tenía la particularidad de que sus aguas hervían de noche, cuando más frío hacía, mientras que en las horas de más calor permanecían tranquilas. La explicación de este misterio está en las características físicas del amoniaco, que se evapora a -20ºC y condensa a 40ºC.

Tua aqua, Ammon cornute, gelida est de die, accedente et recedente eo calescit.
P. Ovidii Nasonis

martes, 29 de julio de 2008

golluts



Querido amigo:

Sirva la presente para cumplir mi promesa de darle cuantas noticias he podido recoger relativas a aquellos habitantes de Ribes del barrio de Vilademunt, a quienes los naturales del país llaman nans o nanos, enanos, y que sólo tienen cuatro pies de estatura, o sea un metro y 10 o 15 centímetros. Otros les llaman estranys y aún fenomens.

Tienen el cuerpo pequeño, y su metacarpo está excesivamente desarrollado, por lo que aparecen los dedos más cortos y gordos de lo que son en realidad. Son bastante anchos de cadera y, sobre todo, de espaldas, lo que les hace parecer más fuertes y robustos de lo que son, y es causa de que resulten no rechonchos, pero sí enanos. Los rasgos de la cara son tan típicos y tan característicos que, cuando se ha visto uno, parece haberse visto a todos. Tienen todos el pelo rubio, pero rubio como el campesino que nunca lo peina ni cuida, y la cara redonda, pero sus pómulos salientes y sus mandíbulas muy desarrolladas la hacen aparecer cuadrada. A esto contribuye su nariz chata.

Los nanos o golluts no tienen los ojos horizontales; el lagrimal está algo más bajo que el rabillo, que es lo que les representa, semejantes al chino, o mejor al tártaro. A esto concurre también la circunstancia de que todos, sin excepción, son barbilampiños. Ningún nano tiene necesidad de barbero. Tienen las facciones muy carnosas pero su cutis es descolorido. Su boca es grande, con labios carnosos y belfos. Buen número de ellos padece bocio, producido por el arsénico que arrastran las aguas de las montañas.

Sin instrucción alguna, viven en un estado de embrutecimiento asombroso. Saben cómo se llaman, pero rara vez recuerdan el nombre de sus padres, y a veces ni el de la localidad donde habitan. No tienen idea de los números. Son muy interesados y por extremo dóciles, y aún cuando tengan medios de vida, reciben limosna de todo el que se la da, y la piden, por así decirlo, maquinalmente.

Habitualmente los nans son vendidos o alquilados por sus propios parientes más cercanos a circos ambulantes o a las ferias para su exhibición, como medio de conseguir unos míseros ingresos familiares extras, o simplemente abandonados a su propia suerte que los aboca a la mendicidad ambulante.

He procurado, amigo Antón, proporcionarme, para hacérselos llegar, unos cuantos cráneos y huesos de estos nanos; pero mi diligencia ha chocado contra la preocupación de los naturales de Ribes sobre los efectos que podría tener la publicidad en los nuevos baños termales, de los que viven tantísimas familias. Toda inhumación me ha sido prohibida por las autoridades locales.

En este momento y con la información de la que dispongo creo, basándome en los últimos estudios de Retzius, que estas personas que le describo forman una raza con todos los caracteres de tal, muy posiblemente de origen tártaro. Estoy a la espera de conseguir ciertos documentos que lo demostrarían fuera de toda duda.

Su seguro servidor,


Miguel Morayta de Sagrario
Gran Maestre del Gran Oriente Nacional de España

sábado, 26 de julio de 2008

tretas y trucos


Entró hinchando las cortinas de la ventana del dormitorio y abrió la puerta. Recorrió los pasillos pasando de largo por delante de las puertas cerradas para colarse después por debajo de la del baño. Movió las cortinas de la ducha, desenrolló algunos metros de papel higiénico y volvió a salir por donde había entrado. El viento creía que yo no había advertido su presencia, pero conozco bien sus tretas y trucos. Yo, que le he visto alzar olas de diez metros en las costas de Hawai. Le he visto convertido en remolino gigante en las llanuras de Kansas. Le he visto pintar de niebla las cumbres del Tibet. Le he visto levantar tormentas de arena que eclipsaban al propio sol en Kalahari. Le he visto arrancar árboles de cuajo en Indonesia. He escuchado el espejismo del canto de sus sirenas en Port Lligat. Nada que el viento pueda hacer me sorprende, o eso creía.

Una mañana de cielo de Windows y aire cristalino salí a la calle. Al doblar la esquina me sorprendió cual carterista agazapado. Dio algunas vueltas a mi alrededor y me empujó suave pero firmemente hacia adelante. Con dedos invisibles me metió el pelo en boca y ojos, dándome a cambio la oportunidad de caminar como si estuviera en la luna. Ignorándole, abrí el periódico para hacerme más corto el trayecto hasta la oficina, y eso le enfureció. Cambió bruscamente de dirección y la emprendió con las grandes hojas doblándolas y arrugándolas mientras yo intentaba en vano mantenerlas abiertas. Por cada hoja que conseguía dominar, tres se me rebelaban. Me sentía como Alicia intentando jugar al criquet con un flamenco contorsionista. Frustrado, hacía volar papeles y polvo. En un felino cambio de dirección atacó de nuevo mi periódico y de una ráfaga arrastró todas sus letras. Absolutamente todas. En mis manos no quedó más que un amasijo de papeles en blanco con algunas fotografías pixeladas.

Miré hacia atrás. Las letras rodaban en grupo sobre la acera como aquellas bolas de zarzas polvorientas de las pelis de Sergio Leone. Una N caja alta Times New Roman de un titular se clavó en la mejilla de un inocente transeúnte, mientras que una s Impact cursiva de un texto al margen se acomodaba imitando una piel de plátano bajo los pies de una chica que pasaba. Hice una bola con lo que quedaba del periódico y lo tiré a una papelera. En el momento en que vi a una o Arial negrita impactar en el parabrisas de un coche haciéndolo saltar en pedazos hacia las córneas del conductor me refugié en un portal, temblando. Arranqué un par de hojas secas de la planta de la entrada, abrí la puerta y las lancé fuera. El viento se fue corriendo tras ellas y yo aproveché para salir corriendo en dirección contraria.

martes, 22 de julio de 2008

albur


El albur o paronomasia es un juego de palabras principalmente oral donde uno o varios de los elementos expresados toman un doble sentido en su significado, casi siempre de connotaciones homosexuales. Puede incluir ademanes, gesticulaciones, expresiones gráficas y escritas.

Se conoce como alburero/a a la persona que frecuenta este tipo de comunicación (el que da).
Se conoce como albureado/a a la persona que es victima de este tipo de comunicación (el que toma). Se relaciona con la amistad viril, que implica a menudo una especie de atracción homosexual inconsciente entre hombres aparentemente orgullosos de su heterosexualidad.

La Fundación Arturo Herrera Cabañas organiza en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, el Concurso Nacional de Albures, cuyo jurado está presidido por el comediante Sergio Corona, bailarín, actor, comediante, fino alburero confeso y antiguo pulquero, quién cuenta que es en las minas de Hidalgo donde nace el albur, a fin de que los ingleses no se enteraran de las charlas de los trabajadores. Las reglas fijadas son muy claras: no vale insultar al contrincante ni utilizar palabras soeces. Quien lo hace queda automáticamente descalificado; se requiere temple y carácter para no dejarse herir por lo expresado. Asimismo, quedan eliminados quienes no contesten el albur en cinco segundos, o repitan alguno.

Una popular expresión del albur se encuentra en la creación de nombres propios de doble sentido, por ejemplo:

Elsa Corroto
Zoila Corona de Reyes
Paco Hertte
Rosa Melo
Elqueyo Tesaco
Arcadio Vergara
Soyla del Hoyo Prieto
Mekkos Thomas
Sevino Sobreti
Rosa "La parada"
Rosa "La manguera"
"El coyote cojo"
Larry Atta
Larry Capucha
Elmer Homero McCannon
Willy Melano
Wenceslao Polladura
Benito Camelo
Noe Stechin Gando
Zacarías Flores del Campo
Zoila Baca Del Campo
Jaime Costecho
José Boquitas de la Corona
Martín Cholano
Zacarías rico Blanco
Elber Gun
Santiago Rico
José Mentecho
Zacarías Blanco de la Barra
E. Charles White
Aquiles Baeza Vergara
Rosa Melcacho
Paloma Maria
Rosa la del frente
Alma Marcela Silva D'Alegría
Alma Maria Rico
Alma Madero Baez
Pilar Godoy
Pepito Velez Obando
Elver Gonzalez
Larry Cañonga del Toro
Tecla Varela Vergara
Elma Maria Rico
Memo Herdez La Riata
Queca Galindo Parada
Monica Galindo
Rosamel Fierro
Deborah Meltroso
Mamá Mela
Mamá Melo
Mamá Celeste
Mamá Dora
Lola Meraz
Osama Maesta
Aquiles Bael Madrazo
Cura Melano
Elma Cano Prieto
Mohamed Labara
Rosa Melchor Izzo

viernes, 18 de julio de 2008

caos


¿Qué es el caos? Según el diccionario, es el estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos, también el comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista. Ejemplos de tales sistemas incluyen la atmósfera terrestre, el Sistema Solar, las placas tectónicas, los fluidos en régimen turbulento y los crecimientos de población. El caos también se equipara a confusión y desorden.

Para poder clasificar el comportamiento de un sistema como caótico, el sistema debe tener las siguientes propiedades:
- Debe ser sensible a las condiciones iniciales.
- Debe ser transitivo.
- Sus órbitas periódicas deben formar un conjunto denso en una región compacta del espacio fásico.

Es decir, que nos hemos quedado igual. Da la sensación de que estamos intentando definir algo que de por sí no tiene definición, que se define más bien por su negación, y por el efecto que causa en el ser humano/espectador.

Así que, ¿qué es realmente el caos?

El caos es que mientras te estás lavando el pelo llame al portero automático el fontanero que has avisado para arreglar la fuga del fregadero de la cocina, aunque el día anterior te había jurado que no vendría hasta la tarde. Caos es que vayas con el pelo chorreando arriesgándote a la electrocución a abrirle la puerta de abajo, y la puerta no se abra. Caos es bajar descalza corriendo por las escaleras y pegarte un costalazo por bajarlas de dos en dos con los pies mojados y sin mirar al suelo. Caos es que cuando vas a abrirle la puerta te quedes con el tirador de la puerta en la mano y tengas que volver a subir para coger las llaves mientras ves cómo el gato se escapa escaleras arriba con destino desconocido. Caos es cuando intentas poner tu vida en orden y todo te sale al revés.

¿Qué es caos? -dices mientras clavas en mi pupila tu pupila verdicastaña. ¿Qué es caos? ¿Y tú me lo preguntas? Caos eres... tú.

jueves, 17 de julio de 2008

codd


Fue Héctor quien la encontró. Estábamos paseando por la playa y le vi ladrándole a la arena. Me acerqué a tranquilizarle y cogí un objeto semienterrado y ahogado de algas. Era una botella. La lavé bien en el agua y vi que no se trataba de una botella cualquiera, no: ¡era una Codd color cobalto! Dios, siempre deseé tener una, pero nunca he ido tan sobrado como para poder permitirme bregar en e-bay.

Una vez, de pequeño, tuve una. Hutchinson. Me tenía maravillado aquél tan ingenioso como estético sistema que solo podía haber sido creado por el hijo de una física y de un malabarista de circo. No me cansaba de tocar con la punta de los dedos aquella canica gorda aprisionada en el cuello de una botella como si fuera un planeta enjaulado. Muchas veces se me pasó por la cabeza romperla para coger esa canica, sentirla en mis manos, y un mal día finalmente lo hice. La rompí, cogí esa bola con los dedos y miré el sol a través de ella. Después de ese breve instante de placer supremo, nunca jamás he dejado de arrepentirme de haber roto la botella, porque era ella la que le daba sentido a la canica y no al revés.

Y ahora volvía a tener una en mis manos. La acaricié y miré el sol a través de ella. Había algo en su interior, parecía un papel o una etiqueta. Había algo escrito. Me llevé la botella a casa y le busqué un buen lugar. Encima de la mesa estaba bien, es donde empieza a dar el sol por la mañana. Al día siguiente le sacaría unas fotos. ¿El papel? ¿Qué papel? Era mi botella. El destino me debía una segunda oportunidad.

Al día siguiente no sé cómo me vi en la playa, arrodillado, en una mano una piedra y en la otra la botella. Héctor ladraba. Tenía que averiguar qué ponía en aquél papel aunque eso me costase perder mi botella Codd para siempre. Podía ser un náufrago abandonado en una isla remota a quien sólo yo podía salvar. No podría vivir con eso en la conciencia. Golpe seco. Con las manos temblorosas cogí el papel y lo sacudí. Cayeron algunas partículas color cobalto. Leí. Decía “No me esperéis para la cena”.

martes, 15 de julio de 2008

ESTE ES EL TÍTULO DE ESTE CUENTO...


...QUE SE ENCUENTRA TAMBIÉN VARIAS VECES EN EL CUENTO MISMO.

Esta es la primera frase de este cuento. Esta es la segunda frase. Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo. Esta frase pone en duda el valor intrínseco de las dos primeras frases. Esta frase tiene por finalidad informarle, en el caso de que no se haya dado cuenta ya, de que éste es un cuento autoalusivo, es decir, un cuento que contiene frases que aluden a su propia estructura y función. Esta es una frase que da fin al primer párrafo.

Esta es la primera frase de un nuevo párrafo autoalusivo. Esta frase sirve para presentarle a usted al protagonista de este cuento, que es un jovencito llamado Billy. Esta frase está diciéndome que Billy es rubio y norteamericano y que tiene doce años y que está estrangulando a su madre. Esta frase hace un comentario acerca de la peculiar naturaleza de la forma narrativa autorreferida, al mismo tiempo que reconoce el extraño y festivo distanciamiento que concede a su autor. Como para ilustrar la proposición ilustrada en la última frase, esta frase nos recuerda sin traza de ironía que los niños son precioso don divino y que el mundo es un lugar mejor cuando se ve agraciado con los gozos únicos que sólo ellos aportan. Esta frase describe los ojos desorbitados y la lengua protuberante de la madre de Billy y hace referencia a los desagradables ruidos de asfixia y basca que emite. Esta frase hace la observación de que éstos son tiempos difíciles e inseguros y que las relaciones personales, incluso las presumiblemente más enraizadas y permanentes, manifiestan positiva tendencia a quebrantarse.

Presenta este párrafo la técnica del fragmento de frase. Un fragmento de frase. Otro. Buena técnica. Más usado posteriormente. Esta es en realidad la última frase del cuento y se encuentra aquí por error. Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo.

David Moser

lunes, 14 de julio de 2008

bendiciones de la tierra y el mar


Entrantes
Maíz relleno de caviar, salmón ahumado y erizo de mar
Tartaleta de cebolla y bulbos de azucena y ajedrea

Primer plato
Ternera de Kioto bañada en algas y condimentada con espárragos y salsa de sésamo
Tacos de atún con aguacate, salsa de soja y shiso
Sopa de almejas
Congrio con azucenas y vinagreta de soja
Langostinos
Rollitos de anguila a la plancha envueltos en bardana y boniatos
Gobio frito en aceite de soja

Entreplato
Sopa de marisco

Segundo plato
Pescado del Pacífico a la plancha con vinagreta de pimienta

Tercer plato
Cordero lechal con hierbas aromáticas, trufas negras y salsa de piñones

Postre
Tabla de quesos con miel de lavanda y frutos secos
Fantasía del G-8
Café y dulces rellenos de fruta

sábado, 12 de julio de 2008

en busca de la peli perdida


London After Midnight es una película muda de terror rodada en 1927. Fue dirigida por Tod Browning (sí, el de Freaks) y protagonizada por Lon Chaney.

La acción transcurre en el Londres de 1920. El Inspector Burke (Lon Chaney) de Scotland Yard está investigando el asesinato de Sir Roger Balfour. Hay varios sospechosos, pero se encuentra una nota de suicidio y el caso se cierra. Cinco años después, la vieja residencia de Balfour es ocupada por un hombre (también Chaney) con chistera, grandes colmillos y mirada hundida y aterradora. Su ayudante es una mujer fantasmagórica de vestido flotante y pelo negro como ala de cuervo. ¿Se trata tal vez de Balfour, que ha vuelto de entre los muertos?
La película fue todo un éxito en su momento, pero desgraciadamente no queda ninguna copia de ella. Es una película perdida, la más famosa de todas. La última copia se supone que resultó destruida en el incendio de un almacén de la Metro en 1965, aunque dicen que un coleccionista privado canadiense tiene otra en su poder.
Años más tarde, Browning rodó una nueva versión con Bela Lugosi haciendo de vamp... esto, del señor raro de la foto, y Lionel Barrymore como inspector. Se trata de Mark of the Vampire. También existe una reconstrucción a partir de fotos del rodaje y material publicitario.
En 1928 un hombre fue acusado de asesinar a una mujer en el Hyde Park. En su descargo, alegó que la interpretación y caracterización de Chaney en London After Midnight le indujeron una locura pasajera que le llevó a cometer el crimen. Buen intento, pero el jurado no tragó y fue condenado.

viernes, 11 de julio de 2008

sol, maleta y diamantes

Paró el coche justo delante de la puerta del hotel. Cogió una maleta de piel de vaca que llevaba en el asiento de al lado y salió. Le tiró las llaves al botones, que las cogió al vuelo. Al pasar por delante de la enorme puerta de cristal redujo la marcha y se miró de reojo. Sombrero mejicano, gafas de pasta, bigote y barba postizos, camisa hawaiana, tejanos pirata, calcetines y sandalias. Perfecto.

Ya en la habitación del hotel, con gran ceremonia puso la maleta sobre la cama y la abrió. Los billetes seguían ahí, bien apilados. Metió los dedos en el rincón superior derecho y sacó una bolsita de terciopelo. La abrió y volcó su contenido sobre la cama. Los diamantes también seguían allí. Cogió un puñado de billetes y los metió entre el colchón y el somier, y después bajó a recepción para pedir que introdujeran la maleta en la caja fuerte.

Bajó al restaurante y, metiéndole un billete por el canalillo a una camarera, le pidió la mejor mesa. Cuando le trajeron la carta, apartó el plato y los cubiertos para abrirla completamente. Con la mano izquierda tapó una mitad y de la otra mitad, la de los precios, escogió los cuatro más caros. Después de la tercera copa de Cardhu se sacó un habano del bolsillo hawaiano. El maître se acercó corriendo hacia él, que entrecerró los ojos y afianzó bien las plantas de los pies sobre el suelo.

- Tenga, señor –dijo poniendo un cenicero de cristal sobre la mesa - ¿Desea algo más el señor?
- Pues ahora que lo dice, sí.

Aquella noche hubo fiesta grande en su habitación. Las chicas entraban y salían parloteando, riendo y tocándose la nariz. El camarero iba subiendo champán helado sin prisa pero sin pausa. Dentro, nuestro hombre descubría lo difícil que puede llegar a ser esnifar una raya sobre el canalillo de una mulata con muchas cosquillas llevando puestos bigote y barba postizos.

Al día siguiente se despertó con una resaca considerable. Miró por la ventana. El sol doraba la arena y hacía el azul del mar aún más azul. En la calle, un coche de la policía se detenía ante la puerta del hotel y le dio un vuelco el corazón. Cogió algo del cajón de la mesita de noche y se metió en la cama junto a la mulata. Al cabo de unos minutos alguien estaba aporreando la puerta.

- ¡Policía! ¡Abra la puerta!

“Ahora”, se dijo Otto. “Sí, ahora”, y se saltó la tapa de los sesos.

jueves, 10 de julio de 2008

natalie


Érase una vez una princesa de nombre Natalie. Realmente no era una princesa, para lo cual sería condición imprescindible que sus padres fueran reyes. Pero todas nacemos princesas hasta que crecemos y dejamos de serlo.

Natalie vivía en un bonito ático desde cuya terraza podía contemplar en primera fila la puesta de sol y desde donde casi podía tocar con los dedos las torres de Santa María del Mar. Un ático de dos habitaciones y baño perfecto para una sola persona, pero Natalie, que siempre tuvo complejo de madre pata, lo compartía con sus dos hijos de 2 y 7 años, dos gatos, un perro y sus plantas. Cierto que el calor en verano era insoportable, cierto que eran cinco pisos de altos y estrechos escalones sin ascensor, cierto que nubes de moscas escogían su terraza para retozar, cierto que no podía pagar el agua y la cogía de la cañería principal de la casa con un tubo de goma, cierto que tenía el contador de la luz trucado porque no podía pagar la electricidad que consumía. Cierto también que sus únicos ingresos procedían de las escaleras y los pisos que fregaba. Cenicienta por lo menos tenía los gastos pagados y no tenía dos hijos que mantener.

Un día el propietario del edificio decidió no renovarle el contrato. Benestar Social le dijo que no se preocupara, que para entonces le habrían concedido un piso de protección oficial. Pero para ello el propietario tenía que amenazarla con el desahucio. Así que Natalie dejó de pagar el alquiler, aunque ingresaba el dinero en una cuenta por si fuera necesario, solo para que el propietario la amenazara con echarla por falta de pago, caso único en el cual Asistencia Social podía actuar. Le prometieron un piso para el mes de julio, mes en el cual debía abandonar la que había sido su casa durante más de diez años.

Un día de ese mes de julio, Natalie recibió una carta de Benestar Social donde le decían que, sintiéndolo mucho, no podrían concederle un piso hasta el mes de septiembre. Aunque le aseguraban que el propietario no podría echarla. Al día siguiente recibió la notificación oficial de desahucio. Tenía 24 horas para empaquetar diez años de vida en cajas, y llevárselas. Benestar Social no pudo ni siquiera facilitarle la mudanza. No se puede contratar un servicio de mudanzas en menos de 24 horas.

Su ex sólo pudo ayudarla durante algunas horas, porque la orden de alejamiento que pesa sobre él a causa de los malos tratos a los que sometió a Natalie le impedían estar allí para ayudarla cuando llegaran los mossos, el secretario judicial y el forense. Sí, los forenses no están sólo para examinar cadáveres como en un episodio del CSI. También están para certificar, si se ha alegado que la pequeña tiene fiebre para evitar el desahucio, que la niña no tiene fiebre y que el desahucio en cuestión cumple todas las formalidades legales.

viernes, 4 de julio de 2008

otto


Otto salió de casa y se dirigió a la oficina, no sin antes dar siete vueltas para aparcar el coche. Delante de su trabajo está prohibido aparcar. Al salir del coche vio a un perrito sentado en la acera, mirándole. Ni siquiera le conocía y estaba moviendo el rabo. Lástima que en la oficina están prohibidos los animales. Entró en su despacho a las 9 y un minuto, bajo la severa mirada de la secretaria de dirección. Miró en la bandeja de la mesa lo que tenía pendiente y suspiró. A media mañana bajó al bar a comer un bocadillo. A punto estuvo de pedir una cerveza cuando recordó que el médico le había prohibido el alcohol. Bueno, por lo menos se fumaría un cigarrito. Tuvo que apagarlo cuando el camarero le señaló de mala gana el cartel de "prohibido fumar". Dispuesto ya a enfrentarse a todo el trabajo pendiente, subió al ascensor con Mila, la mecanógrafa. Hoy estaba especialmente atractiva, sonrosada, con la mirada inquieta de un pajarito, elegante con su vestido gris que le marcaba aún más la cintura. Y qué tetas. Pasaron de la mirada furtiva a la de acoso y derribo, hasta llegar a las manos. Pero Otto se detuvo y se disculpó atolondradamente. Su mujer le tiene prohibido ponerle los cuernos. Cuando salió de la oficina, Otto se sentó en la acera con la cartera entre las piernas y rompió a llorar. Una chica que pasaba le tiró una moneda. Ya con la noche cerrada reunió fuerzas para llegar hasta su coche, pero no estaba donde lo había aparcado. En la acera había un triangulito amarillo pegado. Otto encendió un cigarrillo y caminó hasta la parada del metro. Al pie de las escaleras estaba el cenicero. Tiró el cigarrillo habiéndole dado apenas tres tristes caladas. Entró en el andén. Caminó exactamente hasta el final del tercer banco, que coincide exactamente con la segunda puerta del primer vagón, que queda justo delante de la salida de su parada de destino. Se acercó al borde del andén y miró. Al fondo del túnel se veían las luces pequeñitas del metro que se acercaba. Un par de ratones se escondieron corriendo en un agujero de la pared, advertidos por las vibraciones. Otto ya tenía el pie en el aire, sobre las vías, cuando de repente lo recordó. Su religión le prohibe suicidarse.

jueves, 3 de julio de 2008

la madre que nos parió


Toda moneda tiene dos caras, como los viejos singles.
Hoy quiero hablar de la “otra” virginidad, la del parto, del uso/abuso de las cesáreas y de la episiotomía. Los que sean algo aprensivos, mejor que no sigan leyendo.

Ventajas del parto con cesárea: el bebé no sufre, no se desgasta, no pierde peso en el nacimiento. La madre tampoco sufre durante el parto, el bebé no sale por su vagina, con lo cual ésta no se dilata excesivamente, dilatación que en muchos casos es ya definitiva. Además no se le practica la traumática episiotomía (intervención quirúrgica en obstetricia consistente en efectuar un corte mediante un bisturí, partiendo de la comisura posterior de la vulva, con el fin de evitar su desgarro durante el parto y facilitar la expulsión del feto).

Inconvenientes del parto con cesárea: la madre tarda muchos más días en recuperarse a causa de la cicatriz y los puntos. Además, la leche tarda más en subirle, si le sube. Psicológicamente, hay madres que se sienten “menos madres” por no haber podido dar a luz sin ayuda quirúrgica. Normalmente, si el primer parto ha sido con cesárea, eso condena a la madre a que los demás partos futuros se le practiquen también con cesárea.

Inconvenientes del parto sin cesárea: el bebé pierde peso, la madre lo pasa mal. Se le practica la episiotomía, que aunque teóricamente es voluntaria, en la práctica ningún médico da opción a la madre, ni le explica ventajas o inconvenientes. Además, en el momento del parto la madre no está para hostias. En todo caso eso habría que explicarlo ANTES para poder decidir con calma y no cuando se están capeando las contracciones.

Ventajas del parto sin cesárea: el niño sufre pero aprende a luchar para vivir, los niveles de oxitocina de la madre se disparan, lo que favorece la lactogénesis. La recuperación de la madre, si no hay complicaciones, es mucho más rápida que en el caso de la cesárea.

¿Pero por qué se practican tantas cesáreas? Los médicos suelen programar las cesáreas para que el parto no sobrevenga en fin de semana o en período vacacional o a horas intempestivas. En las ecografías se mide el diámetro de la cabeza del bebé y el diámetro pélvico de la madre: si la diferencia entre uno y otro es grande, eso es motivo de recomendar la cesárea con varios meses de antelación al parto, pero ocurre en muy pocos casos. Después está la cesárea que se decide ya durante el parto, porque la madre no dilata lo suficiente o las contracciones no la “ayudan” a expulsar el bebé. Pero muchas veces las cesáreas se programan sin que nada en el estado de la madre lo aconseje, sólo para la comodidad del personal médico.

Como consecuencia de los inconvenientes del parto sin cesárea con la consiguiente episiotomía, hay mujeres que prefieren pagarse una cesárea innecesárea en clínica privada y/o de estética. Así conservan la otra “virginidad”, ya que el bebé no ha salido a través de su vagina para nacer. Su vagina no sufre las consecuencias, no queda dilatada para los restos, y se evita la incontinencia urinaria normalmente asociada a la episiotomía.

También habría mucho que decir sobre la postura que la madre se ve obligada a adoptar cuando pare en clínica. Empujar estando tumbada es un esfuerzo terrible. La forma natural de parir es en cuclillas. La fuerza de la gravedad ayuda a que el bebé salga con menos esfuerzo y la posición erguida de la columna vertebral de la madre le facilita el esfuerzo. La única condición es que alguien (el padre, el médico, quien sea) esté al loro de coger al bebé cuando salga para que no caiga al suelo. La única razón de parir tumbada es que el médico está mucho más cómodo y lo ve todo sin tener que agacharse.

Nosotras parimos, sí, pero en la práctica decidimos muy poco.