domingo, 10 de julio de 2011

las crónicas del dragón rojo


Una ladrona, un mago, un elfo, un guerrero y un enano, guiados por una misteriosa nota, acudieron desde puntos distintos a una no menos misteriosa cita en el puente sobre el río Humix. Fue un trayecto trufado de trampas y tesoros escondidos. La ladrona cayó en un par de ellas y se quedó sin tesoros, mientras que el guerrero cayó sin efectos en una trampa rota y consiguió la Espada Mágica y los Guantes de Ogro. El mago tuvo el buen criterio de acercarse al puente volando, pero fue a aterrizar sobre una trampa.

Una vez reunidos, se les apareció la Dama del Agua. Les dijo que estaba enferma y que para curarse necesitaba la flor Atlantis, que crece en cuanto se plantan seis piedras mágicas que están dispersas por el fondo del río. La valiente ladrona se lanzó al agua y consiguió recoger tres piedras, aunque recibió el ataque del dragón acuático, un híbrido entre dragón real y bonito del norte.
El guerrero, tras despojarse de sus tesoros, vestiduras y cota de malla, que dejó en una bolsa en la orilla, se lanzó al agua en pelota picada pero con espada y consiguió una piedra y herir al dragón acuático. El enano, que venía tras él lentamente con sus patillas, se agenció la cota de malla del guerrero y se la puso sobre la suya propia, con lo cual iba aún más lento y no se atrevió a lanzarse al río, pues se habría hundido como una piedra (de las mágicas no, de las otras).

A todo esto el elfo, tras conseguir una piedra mágica, descubrió una caverna submarina donde encontró una nota con un mensaje cifrado. Incapaz de descifrarlo por sí solo, hizo con él un avioncito que sobrevoló el río para ir a parar a los pies del mago.

Los miembros de la compañía ya habían conseguido las seis piedras mágicas, así que solo restaba enterrarlas en el fondo del río para conseguir la flor Atlantis. Pero al descifrar el mensaje descubrieron que la Dama del Agua era una impostora y que no debían entregarle la flor. El mago, rápido de reflejos, lanzó su piedra mágica de nuevo al río, cosa que hicieron después los demás. Intentó atacar a la Dama del Agua con su Varita del Terror pero, oh sorpresa, ¡la Dama se convirtió en un enorme dragón rojo! El mago le atacó con un hechizo de sueño y el dragón se derrumbó sobre el puente, roncando apaciblemente.

El único en condiciones de atacarle y acabar con él era el guerrero, pero puesto que era su primera partida, se dejó (mal)aconsejar y acabó huyendo del valle junto con los demás. Durante siglos los juglares glosarán la valentía de la ladrona y el arrojo del enano, que sudó la gota gorda con su casco cornudo, el hacha, el escudo y las dos cotas de malla. Su sudorosa gesta será recordada por siempre. Quién sabe, tal vez en otra aventura volverán a encontrarse la ladrona Gemma, el mago Joan, el elfo Dani, el guerrero Martí y el enano Jan.

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