Tómese un buen muslo de Jules Verne y espolvoréese generosamente con Gustavo Doré. Añádase un buen chorro de licor moraviés marca Karel Zeman, y déjese cocer a fuego lento y sincopado. El manjar resultante puede ser una invención diabólica.
sábado, 10 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario