No pasa nada, tranquila, lo he probado miles de veces. Es más seguro que tirarte un cenicero a la cabeza. Tú sujeta bien el cristal, solo serán unos pocos disparos... Si es cierto que me quieres, deberías confiar en mí.
jueves, 10 de diciembre de 2009
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10 comentarios:
y yo me quejaba...
Ya ve, lady, que hay gente pa tó. Y luego están las mujeres que juegan a la ruleta rusa con sus maridos dándoles a probar extrañas recetas de cocina.
Si, éste era el primer jasban de esta uaif, pero¿esta uaif era la primera o la quinta pa este señor?
Si la tipa era un poco lista, seguro que luego le puso a neil dayamond, dia tras dia.Tu me tiras balas a la cara, yo te pongo a Neil, quid pro quo
Sería lo mínimo, anagadner. No sé el nombre de este señor, pero me gustaría pensar que esta señora le dejó al cabo de un tiempo, justo cuando él se enteró de que otro se le había adelantado al patentar el puto invento.
la de cosas bonicas que encuentras,es todo un ejemplo a como hay que probar los inventos...
Bueno, peor fue aquél científico de cuyo nombre no quiero acordarme (pero seguro que Harry o Arkab se acuerdan) que estuvo experimentando con su propio hijo desde que nació. Criaturica.
Helter, creo que se refiere a Haldane, pero también puede referirse a Piaget, bueno, no, que Piaget no era científico. Será Haldane: padre e hijo se pegaban ratos bien buenos probando máscaras antigas con toda serie de tóxicos hasta que caían redondos. En el fondo, los dos eran igual de brutos.
Esto ya lo inventó Guillermo Tell con la manzana. Tenía al crio detrás de un cristal y le soltaba los flechazos sin misericordia... Lo que llegan a aguantar algun@s...!
¡Joño, es verdad, Guillermo Tell, que tío mas remalo!
Nada, nada, el que se lleva la palma es sin duda William Burroughs. El resto son unos aficionados de pacotilla.
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