Estaba aterrorizada pero no era la única. Éramos muchas. Nos hicieron entrar en una especie de enorme hangar vacío excepto por una mesa tras la cual había tres hombres. En ningún momento se dignaron mirarnos, ni falta que hacía: las cámaras instaladas en el techo mostraban nuestras imágenes desde todos los ángulos en un videowall.
Nos hicieron poner en fila. Una mujer de mediana edad, rubia, vestida como una institutriz de los años cincuenta, se paseó ante nosotras evaluándonos con una actitud casi militar. A la primera pasada eliminó a algunas de nosotras. Después recorrió de nuevo la fila dándonos a una por una un tirón de pelo tan fuerte que nos hizo gritar. Algunas pelucas cayeron al suelo. “Vosotras, fuera.”
Después, con una carta de colores en la mano, eliminó a unas cuantas más. Pero lo más humillante estaba por venir. Cuando ya solo quedábamos unas cincuenta, nos ordenó que nos desnudáramos precisando que la que se negara quedaría eliminada automáticamente. Algunas se desnudaron con frialdad profesional, otras lo hicimos tímidamente, prenda por prenda, dejándolas bien dobladas en el suelo ante nosotras.
Cuando llegó ante mí, me miró la entrepierna sorprendida y me dijo que estaba fuera.
- Espere, yo... puedo afeitarme. Por favor, necesito el trabajo.
- Ya te he dicho que estás fuera, reina.
Empecé a caminar desnuda, con mi ropa en la mano, hacia la minúscula puerta de salida. Dios, cómo no se me había ocurrido, podría haberme afeitado, o teñido, qué sé yo... En ese momento la institutriz rubia me llamó.
Empecé a caminar desnuda, con mi ropa en la mano, hacia la minúscula puerta de salida. Dios, cómo no se me había ocurrido, podría haberme afeitado, o teñido, qué sé yo... En ese momento la institutriz rubia me llamó.
- ¡Eh, tú! -dijo, refiriéndose a mí.
- Sí, dígame.
- Felicita a tu peluquero. Llevas uno de los teñidos más auténticos que he visto en mi vida. Ahora vete.
9 comentarios:
Oiga, Helter, que me ha recordado al dicho ese de «Rubio de bote...».
¿Para cuando descubrirán el teñido integral? ¡El disgusto que se hubiera ahorrado la heroína de su historia!
¿Se refiere a ese que dice "Rubio de bote, tonto natural", Harry?
No creo que sean tan tiquismiquis como para coger solo rubias naturales, Alberich, pero es que le quería dar un matiz naziracista a la historia. Si algo hay a mogollón en Lituania, dicen, son rubias. Lo que me tiene intrigada es a qué se dedica exactamente la empresa esta, Olialia. ¿Pizzeros, productores musicales, contactos? Será por si quieres invitar a una rubia a pizza y tirártela mientras escuchas música...
Pues habrá que felicitar a la moza por el rubio tan logrado... o a su peluquero o peluquera. Y eso de Ololalia, Olialia o como se diga suena a cosa mala, como a enfermedad de la piel o a problema de dicción.
Nunca inventan algo con canosos o con calvos, to rubias, to rubias, esto es un agravio.
Bienvenida, princesa. A mí lo de la Olialia esa me suena por un lado a aceiteajo y por otro a una famosa canción de Tom Jones.
Hombre, miguelgato, yo creo que si para alguien se ha inventado la isla de las rubias es justamente para los canosos y los calvos. Pero para los que tienen pasta, claro.
Fotodepilación y resuelto el problema del bigote de bote.
Leche, pues entonces yo puedo ir a la isla, que es como que la han hecho para mí, no más me falta la pasta.
¡Hola, Ludovico! Sí, la fotodepilación es una posibilidad, pero es molestísima y carísima. Andesté una buena podadora...
Anda, pues es verdá, Harry, que la pasta las gafas no cuenta... Venga, no se haga el pobretón, ¿y esas vacaciones que pasó en un hotel de cinco estrellas en las Islas Vírgenes? ¿Es cierto que hay once mil vírgenes? ¿Y son rubias o morenas? Y cuando dejan de ser vírgenes, ¿las deportan o las parchean?
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